Compatibilidad con la red de bus
Las líneas rectas del Eixample sobre las que ahora se traza una gran supermanzana han sido durante los últimos años objeto de intensos estudios de movilidad para desplegar la red ortogonal de autobuses de Barcelona, que se basa en líneas horizontales, verticales y alguna diagonal. El nuevo proyecto urbanístico no interfiere en sus primeras actuaciones sobre los autobuses, como sí que pasó con la supermanzana de Sant Antoni. Toda restricción de tráfico en una calle obliga a redirigir los autobuses por otra, con su consecuente cambio de hábitos para los usuarios y molestias de ruido para los vecinos. La consigna para el nuevo Eixample es buscar la máxima velocidad comercial de los buses para hacerlos más competitivos y convertirlos en alternativa al vehículo privado, que cada vez lo tendrá más difícil para circular.