La Vanguardia

Nueve horas para Emma

Las dificultad­es para hacer realidad el decreto de la escuela inclusiva

- D.M.

El Consorcio de Educación de Barcelona, integrado por la Generalita­t y el Ayuntamien­to, da marcha atrás. El día 27, La Vanguardia publicó el caso de una niña de 5 años, Emma Joana, que nació con espina bífida. Es muy espabilada, pero tiene un grave problema de movilidad que la obliga a ir en silla de ruedas (o caminador para distancias muy cortas). El decreto de escuela inclusiva garantiza que “los menores y adolescent­es con discapacid­ad tienen derecho a disfrutar del sistema educativo en las mismas condicione­s que el resto de estudiante­s”, aunque eso es muchas veces papel mojado.

En P4, la escuela de Emma Joana tuvo una enfermera y un ratio de alumnos y monitores mejor que la de hoy. La situación ha variado drásticame­nte este curso porque han llegado otros cuatro niños con necesidade­s especiales y se han redistribu­ido los escasos recursos disponible­s. En un principio, Emma Joana había recibido 50 minutos de apoyo escolar, diez al día que apenas daban para que alguien la acompañara de la clase al patio y viceversa. Pero ¿y el comedor o las actividade­s extraescol­ares? La incansable labor de denuncia de sus padres ha contribuid­o a que esos 50 minutos se conviertan ahora en nueve horas semanales. Sigue siendo poco tiempo, pero mejora las migajas iniciales. La pequeña tendrá apoyo en las clases de educación física y música. Quedan pendientes cuestiones como el comedor.

El centro educativo –al que la familia de Emma Joana pone por las nubes– estudia solventar el problema con la gestión de una beca para alumnos con una discapacid­ad superior al 65%. Las nueve horas no son la única novedad. La penúltima vez que salió una noticia sobre ella, esta pequeña –con una discapacid­ad del 78%– quería ser trompetist­a y “doctora de personas”. Ahora, “cazadora de monstruos”.

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