Impulso al corredor mediterráneo
El corredor ferroviario del Mediterráneo, que es la infraestructura que mayor valor añadido puede aportar a la economía española, ya debería estar acabado y no lo está. Los esfuerzos realizados para acelerarlo han sido insuficientes y su desarrollo todavía va muy lento. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ha anunciado importantes inversiones, por valor de 1.982 millones de euros, para el año que viene en este proyecto. También ha prometido que se agilizarán los procedimientos de tramitación de los contratos públicos para que se puedan incorporar con rapidez las aportaciones que procedan del Fondo Europeo de Recuperación. Pero, pese a ello, no se ha comprometido a que pueda estar a punto en el 2025 y eso es crucial. Ha expresado, sin embargo, su voluntad de recuperar el tiempo perdido a causa de la pandemia.
Los retrasos más preocupantes del corredor ferroviario del Mediterráneo se encuentran en el tramo Antequera-algeciras, en la falta de fecha para el tramo Lorca-pulpí, en las obras pendientes de terminar de Beniel-murcia, y en la conexión Murcia-cartagena, que tampoco tiene fecha, al igual que sucede con el túnel pasante de València. Todo ello además de las conexiones ferroviarias con los diferentes puertos del recorrido, como pueden ser el de Barcelona o Tarragona, que son claves para la intermodalidad con el transporte marítimo.
En realidad lo que falta por hacer, sin embargo, es muy poco comparado con el total del proyecto. De ahí la necesidad de concentrar en el tiempo las acciones adecuadas para poner a punto finalmente la conexión ferroviaria de toda la costa mediterránea. Es urgente hacerlo porque es la zona de mayor potencial de crecimiento de todo el país, desde el puerto de Algeciras hasta la frontera francesa. Para las exportaciones españolas hacia el centro de Europa es una infraestructura clave.
Igualmente fundamental es la necesidad de llegar a un pacto entre los gobiernos de Francia y de España para desbloquear los tramos ferroviarios del país vecino. La adaptación de la línea ferroviaria entre Perpiñán y Montpellier tiene previsto llevarse a cabo entre los años 2034 y 2040, un plazo de tiempo que se considera excesivo. Eso es algo que paraliza el acceso del corredor del Mediterráneo hasta el centro y norte de Europa, lo que perjudica a España. Francia, en cambio, no tiene excesivo interés en resolver este asunto porque teme la competencia de los productos españoles, especialmente los agrícolas, que podrían llegar más rápido y en mayor cantidad hasta sus destinos europeos. El Gobierno español, por tanto, deberá incrementar sus gestiones diplomáticas para conseguir adelantar los plazos citados.
Hay que recordar que el corredor ferroviario del Mediterráneo y su conexión con Europa es uno de los grandes ejes de transporte definidos como estratégicos por la Unión Europea. En la medida que España culmine sus tramos pendientes dispondrá, asimismo, de más fuerza para convencer a Bruselas para que también presione a Francia. El corredor cumple, además, con los principios que exige el Fondo de Recuperación Europeo de lucha contra el cambio climático y la digitalización, ya que supone una descarbonización y modernización tecnológica del transporte, en la medida que sustituirá un importante porcentaje del tráfico de camiones pesados
Es importante que el Gobierno socialista, a diferencia del popular de Mariano Rajoy, esté firmemente comprometido con el corredor ferroviario del Mediterráneo. Así lo ha revalidado el ministro de Transportes, José Luís Ábalos, con su presencia ayer en la cumbre empresarial celebrada en València para analizar la evolución de dicha obra. La movilización empresarial en favor de esta infraestructura se mantiene activa desde hace años porque es básica para el progreso de toda la región mediterránea.
El desarrollo de la infraestructura que mayor
riqueza puede aportar a España todavía va muy lento