Presupuestos, vetos y país
El Gobierno de España superó ayer el primer trámite parlamentario de los presupuestos generales del Estado del 2021. El Congreso de los Diputados aprobó por 198 votos contra 150 rechazar las siete enmiendas a la totalidad a dichas cuentas, presentadas por el PP, Vox, Jxcat, CC, Foro Asturias, BNG y la CUP. Al Ejecutivo le bastaban 175 votos, por lo que puede considerarse que su victoria fue holgada. Ahora bien, no es menos cierto que durante la sesión de ayer tuvimos también ocasión de comprobar el disenso e incluso la animadversión existente entre grupos dispuestos a aprobar los presupuestos. La pretensión de Pedro Sánchez de que las cuentas sean respaldadas por la mayoría que permitió su investidura como presidente el pasado invierno, y aún por otros grupos, en un ejercicio de transversalidad que el presidente persigue sin disimulo no será de fácil cumplimiento. Ayer escuchamos en el Congreso a Unidas Podemos y a ERC hacer frente común contra Ciudadanos, y proclamar su incompatibilidad con la formación naranja, que a su vez se opuso a votar tales cuentas con ERC o con EH Bildu. De poco sirvió que María Jesús Montero, ministra de Hacienda, que el miércoles defendió los presupuestos, hiciera llamadas al entendimiento entre ERC y Ciudadanos. Los republicanos, como los de Pablo Iglesias, no quieren ni oír hablar de ir de la mano de los liberales de Arrimadas.
Y esta considera un desdoro inasumible votar lo mismo que izquierdistas o independentistas.
Estamos acostumbrados a estas gesticulaciones partidistas, pero no por ello vamos a aceptarlas en esta coyuntura como razonables ni oportunas. Son todo lo contrario. Los partidos han tenido mucho tiempo para definir su perfil, y a fe que lo han hecho con una insistencia digna de mejor causa. Conocemos ya sus discursos ideológicos, así como el bajo concepto que tienen de sus rivales, y francamente les agradeceríamos que dejaran su reiteración para mejor ocasión. Y no porque no tengan derecho a manifestarse de este modo, sino porque la inteligencia política que les suponemos debería recordarles que la hora es crítica y exige una acción generosa y coordinada. España, al igual que otros países, se asoma al abismo de la crisis económica del coronavirus cuando todavía no se han corregido los efectos de la larga crisis financiera que se inició en el 2008. Lo que necesita el país son unos presupuestos que cuenten con respaldos a izquierda y a derecha. El mar está lo suficientemente encrespado como para que todos remen en la misma dirección. Hay que aprobar estos presupuestos con el mayor apoyo posible. Porque son unos presupuestos –no lo olvidemos– expansivos, que van a incrementar sensiblemente el gasto público y cuya aprobación nos acercaría a una estabilidad tan deseable como necesaria.
Es conveniente que las cuentas del 2021 reciban el mayor apoyo posible y propicien la estabilidad