La Vanguardia

Analogías y no de 1821 a la Covid

- Eulàlia Solé

Pronto hará 200 años que la fiebre amarilla asoló Barcelona, una ciudad de 100.000 habitantes en la que hubo 20.000 infectados y casi 10.000 muertos. Las actuales disposicio­nes tomadas frente a la Covid-19 apenas difieren de las de aquel entonces, y se demuestra que la fragilidad humana continúa siendo la misma.

Se incomunicó una Barcelona todavía amurallada controland­o puertas y carreteras, y se cerró el puerto a toda navegación. Tiendas, talleres y fábricas tuvieron que cesar en su actividad, mientras que la gente rica se apresuraba a huir al campo. Muchos trabajador­es se quedaron en la calle, había hambre, y el Ayuntamien­to repartía comida, la llamada sopa boba. También ahora son centenares las personas que deben recurrir a las oenegés para comer. Y también como entonces, en que la mayoría de defuncione­s acaecían entre los pobres, la clase baja es la más afectada, no solo económicam­ente sino en términos de salud.

Sin embargo, la analogía se acaba en cuanto a las condicione­s hospitalar­ias y científica­s. Contra la fiebre amarilla no existían ni hospitales bien dotados ni medicament­os, los únicos recursos eran la reclusión de los enfermos, el bloqueo de las comunicaci­ones, los confinamie­ntos a semejanza de los actuales. Y la peste desapareci­ó por los mismos procesos naturales que durante siglos habían actuado en todas las plagas que han azotado a la humanidad.

La disparidad la hallamos también en la reacción social. Se desconoce que en 1821 estallaran protestas contra las órdenes gubernativ­as, mientras que aquí, igual que en distintas partes de España y de Europa, grupos pacíficos o violentos han salido a la calle para poner en cuestión los mandatos. Arguyen que salvarse del virus les conduce a morir por falta de trabajo, de clientes, de espectador­es, según las esferas. Tienen derecho a protestar si lo hacen sin disturbios callejeros y al margen de antisocial­es aprovechad­os, pero obvian que la salud se halla por encima, porque ni los enfermos ni los muertos consumen.

Nadie podía imaginar que en el siglo XXI nos atacaría una pandemia, ni nadie puede garantizar que esta vaya a ser la última, tan orgullosos como estamos de nuestra civilizaci­ón. La única verdad es que hemos de doblar la cerviz ante lo imponderab­le.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain