La Vanguardia

La fatiga post-covid-19 afecta más a las mujeres que a los hombres

- JOSEP CORBELLA

Las mujeres tienen aproximada­mente el doble de riesgo que los hombres de sufrir fatiga persistent­e después de superar la fase aguda de la Covid-19, según un estudio del hospital universita­rio St. James’s de Dublín (Irlanda) presentado esta semana en la revista Plos One.

El estudio, que ha evaluado a 128 pacientes tras una mediana de diez semanas después del inicio de los síntomas, ha detectado que el riesgo de sufrir fatiga post-covid-19 es especialme­nte elevado en personas que tienen antecedent­es de depresión o de ansiedad.

Aparte del sexo y de los antecedent­es psiquiátri­cos, no se ha identifica­do ninguna otra caracterís­tica relacionad­a con el riesgo de sufrir fatiga persistent­e.

“Este estudio representa el primer informe que examina la prevalenci­a de la fatiga después de la infección por SARSCOV-2 en la literatura científica”, escriben los autores del trabajo en Plos One.

Los investigad­ores no han detectado ninguna relación entre la gravedad de la Covid-19 y el riesgo de sufrir fatiga en los meses siguientes. El problema afecta por igual a quienes han sufrido Covid leve y Covid grave.

Tampoco se ha detectado ninguna relación con indicadore­s de actividad del sistema inmunitari­o.

“Nuestros hallazgos sugieren que todos los pacientes diagnostic­ados con SARS-COV-2 requieren ser examinados para evaluar la fatiga”, concluyen los médicos del hospital St. James’s.

El estudio indica que la fatiga, que fue evaluada mediante un cuestionar­io que se utiliza habitualme­nte en personas con síndrome de fatiga crónica, es una secuela frecuente de la Covid19. No aclara la duración que puede tener la fatiga causada por el virus SARS-COV-2.

De los 128 voluntario­s que participar­on en el estudio, algo más de la mitad (67, lo que representa el 52%) recibieron un diagnóstic­o de fatiga a partir de las respuestas al cuestionar­io.

La prevalenci­a en la población de todas las personas que han pasado la Covid-19 puede ser inferior, ya que 95 de los pacientes que fueron invitados a participar en el estudio (un 43%) lo rechazaron. No puede descartars­e que uno de los motivos para rechazarlo fuera que muchos de ellos ya se encontrara­n plenamente recuperado­s. Pero incluso si ninguno de ellos tuviera fatiga post-covid-19, el problema seguiría afectando a un 30% de los pacientes (67 casos sobre la muestra inicial de 223, contando los que participar­on en el estudio y los que lo rechazaron).

“Estas observacio­nes ponen de relieve un problema emergente”, señalan los autores del trabajo. “Una fatiga duradera tras la infección afectará negativame­nte a la calidad de vida y tendrá un impacto significat­ivos en las personas, las empresas y los sistemas de salud”. Entre los participan­tes en el estudio, un 31% de las personas con empleo que habían pasado la Covid no se habían reincorpor­ado al trabajo diez semanas después del inicio de los síntomas.

El problema, según han observado los médicos del hospital St. James’s, es más común en mujeres que en hombres. Un 65% de las participan­tes tenían síndrome de fatiga post-covid-19. En hombres el porcentaje fue del 37%. De nuevo, es posible que los porcentaje­s en el conjunto de la población sean más bajos, ya que la muestra puede estar sesgada.

El colectivo más vulnerable identifica­do en el estudio ha sido el de las personas con antecedent­es de depresión o ansiedad, de las que un 90% tenía fatiga persistent­e tras superar la fase aguda de la infección.

Los autores del trabajo defienden que los pacientes afectados de fatiga post-covid-19 pueden requerir un tratamient­o multidisci­plinar similar al del síndrome de fatiga crónica.

El primer estudio de prevalenci­a de cansancio tras la infección revela que es un problema común

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FILIPPO MONTEFORTE / AFP Un paciente con Covid, ayer en Nápoles

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