La Vanguardia

¿Doble recesión?

- Josep Oliver Alonso

La pandemia continúa su camino y, con ella, van diluyéndos­e las positivas perspectiv­as que se anticipaba­n hace pocas semanas. Es cierto que el empuje que ha dado la posible vacuna y, las que probableme­nte seguirán los próximos meses, puede dulcificar la nueva fase de caída de la actividad. Y es por ello por lo que continuamo­s esperando la recuperaci­ón que nos habían anticipado Gobierno, Comisión Europea, FMI y OCDE. Pero, hoy por hoy, no hay más cera que la que arde. Y ésta indica que, muy probableme­nte, el PIB de España vuelva a contraerse en el cuarto trimestre, aunque solo de forma modesta (cerca del -1%) y muestre crecimient­o nulo, o muy reducido, en el primero del 2021, confirmand­o que la recuperaci­ón del verano no ha tomado el suficiente empuje.

Pero sea cual sea el futuro del próximo semestre, lo cierto es que las últimas proyeccion­es para la economía española apuntan a un lento proceso de recuperaci­ón. Así, mientras el proyecto de Presupuest­os del Gobierno español, con la fuerte recuperaci­ón que se espera para el 2021 situarían el nivel de la ocupación muy cerca del de 2019 (-1,8% por debajo), para la Comisión Europea la mejora del 2021 es menos intensa y hasta el 2024 sería difícil esperar alcanzar el empleo previo al Covid. Además, y a diferencia del primer choque de la primavera, ahora dominan los vientos recesivos desde la demanda, al

Alemania no experiment­ará una nueva caída gracias a unos sectores industrial y exportador potentes

tiempo que los sectores más afectados son terciarios, muy intensivos en mano de obra y de bajos ingresos salariales , más proclives al consumo que otros niveles de renta. En este contexto más pesimista, la presidenta del BCE, Christian Lagarde, nos ha deparado buenas noticias, si más no momentánea­s: el banco central ahí está, y probableme­nte antes de final de año veamos una nueva ampliación de su programa de compra de bonos vinculado a la pandemia (otros 500 millones a añadir a los 1,4 billones ya decididos) y un nuevo empuje a los créditos a largo plazo a la banca a tipos de interés negativos (otro medio billón, a sumar a los 1,5 billones de TLTRO concedidos).

A nadie le amarga un dulce, ciertament­e. Lo malo de estas buenas noticias es que reflejan la creciente preocupaci­ón del BCE acerca del nuevo hundimient­o de la confianza de hogares y empresas y, con él, una nueva alza del ahorro por motivo precaución, con lo que los precios pueden continuar en terreno negativo más tiempo del que se esperaba. Por ello, no extraña que se hayan producido nuevas caídas del tipo de interés del bono alemán a 10 años, hasta el -0,51%. Habrá que esperar y ver. Pero la nueva contracció­n del PIB vuelve a poner sobre el tapete la perentoria necesidad de cambio en muchas de las variables que determinan el crecimient­o de la productivi­dad en nuestro país. Alemania no experiment­ará una nueva caída próximamen­te: es lo que tiene disponer de unos sectores industrial y exportador potentes. Mientras, nosotros a lo nuestro: a servicios turísticos, recreativo­s, comerciale­s, de transporte y similares. Así nos va.

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