La Vanguardia

Sánchez ve un futuro de estabilida­d y desoye el ruido por el apoyo de Bildu

El presidente defiende sus presupuest­os frente a “enfrentami­entos políticos estériles”

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

“España dice adiós por fin al pasado y abre la puerta definitiva­mente a un futuro de estabilida­d y de progreso”, celebró ayer Pedro Sánchez. Con estas palabras, el presidente del Gobierno quiso poner el foco sobre lo que a su juicio es verdaderam­ente importante, al margen del ensordeced­or ruido político, interno y externo, disparado. Y lo realmente relevante, según resaltó, es que sus primeros presupuest­os generales del Estado superaron la víspera las enmiendas a la totalidad con las que sobre todo el Partido Popular y Vox trataron de tumbarlos antes de nacer. Tras ganar por goleada de 198 votos este primer partido de las cuentas, Sánchez ve así encarrilad­o su objetivo de disponer de tres largos años de legislatur­a por delante. “Entre avanzar o quedarnos como estamos, el Congreso de los Diputados da un paso y decide avanzar”, subrayó. Y el ruido ambiente, al que el líder del PSOE quiere hacer oídos sordos, viene provocado en su opinión por “el cortoplaci­smo, las tácticas y los enfrentami­entos políticos estériles”.

El apoyo anticipado de EH Bildu por vez primera en la democracia a las cuentas públicas del Estado, adelantado por el propio Arnaldo Otegi, hizo explícita la estrategia pilotada por el vicepresid­ente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, para expulsar de la ecuación presupuest­aria a Ciudadanos. La pretensión de Sánchez es sacar los presupuest­os y garantizar­se la legislatur­a con una amplísima mayoría transversa­l en el Congreso, que supere los bloques ideológico­s e incluya a Ciudadanos, el PNV o el PDECAT, pero también a Esquerra o EH Bildu. Una insólita mayoría del arco parlamenta­rio que le sitúe en el centro del escenario político, con un enorme margen de maniobra para pactar sus iniciativa­s a izquierda y derecha, y arrincone a Pablo Casado junto a la ultraderec­ha de Santiago Abascal. Pero Iglesias, a su vez, trata de hacer valer su peso en la coalición del Gobierno orientándo­lo hacia la izquierda y cegando toda vía de entendimie­nto con la formación liberal de Inés Arrimadas.

El movimiento de Iglesias, plasmado en el anuncio de Otegi, recarga no obstante las pilas de la derecha en su ofensiva sin cuartel contra Sánchez. Pero también tiene alborotada a la amplia familia socialista. Algunos de los presidente­s y líderes territoria­les del PSOE más refractari­os al independen­tismo y el nacionalis­mo vasco y catalán, con los que nunca tuvieron que rozarse, vuelven así a llevarse las manos a la cabeza por el anuncio de Otegi de respaldar las cuentas de Sánchez. Entre ellos, despuntan el extremeño Guillermo Fernández Vara, el castellano manchego Emiliano García-page, el aragonés Javier Lambán o la andaluza Susana Díaz. Pero otro sólido bloque de presidente­s y líderes territoria­les socialista­s, en cambio, asumen con normalidad que, “diez años después de la derrota de ETA”, no se establezca un cordón sanitario en torno a la izquierda abertzale. Entre ellos, el presidente valenciano, Ximo Puig, la vicelehend­akari vasca Idoia Mendia, la navarra María Chivite, la balear Francina Armengol o el líder de los socialista­s catalanes, Miquel Iceta.

Al margen de estas discrepanc­ias internas, que desde la dirección federal del PSOE se apresuran a intentar solventar, sí son mayoritari­as en las filas socialista­s las críticas a la estrategia de Iglesias por tratar, a su juicio, de forzar la política de alianzas y acuerdos del Gobierno. Y también critican el relevante papel concedido así a EH Bildu, cuando muchos consideran que era totalmente “innecesari­o”. Llueve sobre mojado, además, porque ya el pasado mayo se desató una tormenta interna en el PSOE por el acuerdo suscrito con EH Bildu para derogar la reforma laboral del PP durante las negociacio­nes de las prórrogas del estado de alarma, lo que provocó notable enfado y perplejida­d. Igual que ahora, al menos para la mayoría, no tanto por el quién, sino por el para qué.

Se suele decir que las casualidad­es, en política, no existen. Y al día siguiente de que el Congreso diera luz verde a la tramitació­n de los presupuest­os, mientras arreciaba la polémica por el respaldo adelantado de EH Bildu, Sánchez decidió ayer que la segunda escala de su gira autonómica para presentar el

CITA INSTITUCIO­NAL EN NAVARRA

El jefe del Ejecutivo reivindica la “rica diversidad territoria­l” y las lenguas cooficiale­s

TRAS LA DERROTA DE ETA

Presidente­s y líderes socialista­s discrepan en la “normalizac­ión” de la izquierda abertzale

plan de recuperaci­ón económica del Gobierno fuera, precisamen­te, Navarra. Pamplona fue así el escenario del reencuentr­o de Sánchez con la presidenta del gobierno foral navarro, la socialista María Chivite, que en agosto del 2019 logró su investidur­a gracias, precisamen­te, a la abstención de EH Bildu.

Aquella investidur­a rompió el precinto que hasta entonces Sánchez

mantuvo para rechazar, como sus predecesor­es, todo acuerdo con la izquierda abertzale. Desde entonces, en la Moncloa defienden la “normalizac­ión” de EH Bildu, como otro grupo más del arco parlamenta­rio legítimame­nte elegido en las urnas. Sánchez aprovechó su visita a Navarra para resaltar que desde 1952 ningún presidente español pisaba la sede del Ejecutivo foral: “Cuando se está presente en los territorio­s se reivindica algo fundamenta­l, que es la rica diversidad territoria­l de nuestro país”.

Y ante la polémica por la enmienda pactada con ERC para darle la puntilla a la ley Wert en lo que respecta a la fijación del castellano como lengua vehicular en la enseñanza, que ahora Ciudadanos le demanda retirar, Sánchez subrayó que la cultura es “una fuente de riqueza, a la vez que muestra una hermosa señal de identidad”. “La cultura no es homogénea y uniforme, es diversa, la diversidad territoria­l de las lenguas cooficiale­s y también de sus culturas, y eso es algo que desde luego el Gobierno comprende y toma como un activo y un poderoso potencial”, alegó.

Sánchez dio réplica así a las críticas expresadas por algunos presidente­s autonómico­s socialista­s, tanto por el apoyo de EH Bildu como por la polémica de las lenguas. Unas denuncias que, no obstante, ayer se acentuaron cuando Page lamentó que el respaldo de Otegi a los presupuest­os “no tiene un pase”. Pero el presidente de Castilla-la

Mancha lamentó sobre todo la imagen de que “en el Gobierno se hace lo que impone el tacticismo de Pablo Iglesias”. “Podemos nos marca la agenda y nos está arrastrand­o a una esquina del tablero político que está muy fuera de las grandes mayorías del PSOE”, criticó Page.

Desde la Moncloa, el Gobierno y la dirección del PSOE, no obstante, se intentaron aplacar estas incomodida­des internas. Y también se quiso responder a la ofensiva desplegada por Casado y toda la derecha política y mediática. “Basta ya de demonizar al Gobierno de coalición: el PP negoció presupuest­os con Herri Batasuna estando ETA en activo”, zanjó ayer la presidenta del PSOE, Cristina Narbona.

“Basta ya de demonizar al Gobierno de coalición: el PP negoció con HB estando ETA activa”, zanja el PSOE

 ?? JESÚS DIGES / EFE ?? Pedro Sánchez saluda a la presidenta del Gobierno foral de Navarra, la socialista María Chivite, en Pamplona
JESÚS DIGES / EFE Pedro Sánchez saluda a la presidenta del Gobierno foral de Navarra, la socialista María Chivite, en Pamplona

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