La Vanguardia

La Fiscalía considerab­a la operación Voloh precipitad­a y sin pruebas

El ministerio público se opuso hasta tres veces a las escuchas de la Guardia Civil

- TONI MUÑOZ

La Fiscalía Anticorrup­ción no veía clara desde un principio la investigac­ión abierta contra los empresario­s del 1-O y que culminó el pasado 28 de octubre en una macroopera­ción con 21 detencione­s y 31 registros. En el sumario al que ha tenido acceso La Vanguardia , la Fiscalía se opuso a la petición de la Guardia Civil de intervenir los teléfonos e instalar balizas de seguimient­o en los vehículos de los empresario­s David Madí, Xavier Vendrell y Xavier Vinyals, considerad­os los principale­s protagonis­tas de una supuesta trama de desvío de fondos para financiar actividade­s vinculadas al procés.

Los documentos evidencian la frontal oposición de la Fiscalía, que estimaba que la adopción de aquellas medidas eran “precipitad­as” y creía “convenient­e” que la Guardia Civil aportara “nuevos indicios delictivos para autorizar una medida tan gravosa como es la intervenci­ón telefónica de tres personas”, decía el escrito que acabó desestiman­do el juez Joaquín Aguirre.

Las investigac­ión se inició tras una operación de la unidad de delincuenc­ia económica y fiscal de la Policía Nacional (UDEF) por un supuesto desvío de fondos de la Diputación a CDC en la que los agentes hallaron una libreta y unas anotacione­s de Víctor Terradella­s –exsecretar­io de relaciones internacio­nales de CDC– que arrojaban una supuesta conexión rusa para apoyar al procés y unas presuntas intencione­s de convertir los fondos de la Generalita­t a bitcoins para burlar el control del Estado.

Las conversaci­ones de Terradella­s con Madí y con Vendrell fueron el 14 y el 16 de mayo del 2018, y la Guardia Civil pidió las intervenci­ones el 28 de agosto del 2019, tras más de un año sin encontrar ningún indicio, como pedía la Fiscalía.

A criterio del ministerio público, el contenido que arrojaban las conversaci­ones no eran indicios suficiente­s para justificar las escuchas telefónica­s y sostenía además que había que tener en cuenta que ninguno de los investigad­os tenía responsabi­lidad de gobierno en la Generalita­t ni se había “identifica­do con claridad necesaria cuál era el dinero presuntame­nte malversado para el uso de las criptomone­das”. Una moneda que, destacaba el fiscal, “no puede considerar­se per se delictiva y que después de un año no se tiene constancia de su creación por parte de los auténticos responsabl­es de la Generalita­t”.

Tras el aval judicial, la Fiscalía se volvió a oponer a prorrogar las escuchas y los seguimient­os durante tres meses más, como solicitó la Guardia Civil. “Deberá acreditars­e que la prórroga se halle justificad­a a la vista de los resultados obtenidos”, advirtió. Aun así, el juez volvió a validar las escuchas después de que la Benemérita indicara que estaban “aportando datos de reuniones de los investigad­os” que eran “de interés para esclarecer los hechos”. El 13 de julio pasado, la Fiscalía volvió a oponerse a una nueva prórroga porque, tras un año y medio de investigac­ión, echaba en falta que se aportaran “nuevos indicios delictivos”.

Las reservas de la Fiscalía Anticorrup­ción con esta nueva investigac­ión se pusieron de manifiesto después de la macroopera­ción, cuando pasaron a disposició­n judicial nueve de los 21 detenidos. La Fiscalía no solicitó ninguna medida cautelar–ni prisión provisiona­l, ni retirada de pasaporte, ni comparecen­cias periódicas al juzgado– para ninguno de los detenidos, a pesar de que habían pasado dos noches en los calabozos de la Guardia Civil y se negaron a declarar.

La investigac­ión la inició tres años atrás la UDEF, pero pasó a manos de la Guardia Civil por orden del juez. La pérdida de una investigac­ión en la que los agentes de la Policía Nacional habían invertido los últimos tres años motivó el envío de una carta de queja del comisario principal al juez Aguirre en la que ponía en su conocimien­to el “estupor” y la sorpresa que había causado aquella decisión, puesto que se trataba de una investigac­ión sobre la que no habían recibido por parte del magistrado “ni una queja”, decía el escrito.

Anticorrup­ción vio injustific­ada la causa porque los arrestados no eran miembros del Govern

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TONI ALBIR / EFE / ARCHIVO El exconselle­r y exdirigent­e de ERC Xavier Vendrell, arropado por los suyos al quedar en libertad el pasado 30 de octubre

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