Psique y magia
‘Rusalka’ de Antonin Dvorák
Intérpretes: A. Grigorian, E. Cutler, K. Mattila, M. Kuzmin-karavaev, K. Dalayman, J. Alek-sanyan, R. Kelly, A. Abramova,coro y Orquesta del Teatro Real
Dirección musical: Ivor Bolton
Dirección de escena: Christof Loy
Lugar y fecha: Estreno de la nueva coproducción con el Liceu, Les Arts, Bolonia y Semperoper. Teatro Real (12/XI/2020)
Magnética Rusalka la protagonizada por la soprano Asmik Grigorian, indiscutible triunfadora la noche del estreno de la nueva producción firmada por Christof Loy. Cómplice hasta los tuétanos en escena, tanto ella como todo el reparto, y no es para menos porque el regista alemán se recrea en una lectura que mezcla psicoanálisis y profundidad emocional en una metafórica lucha del hombre y su entorno natural en compleja comunicación. Loy transmuta la magia del ser acuático y su búsqueda de amor humano en un buceo psíquico donde realidad-ficción chocan y se fusionan en un hermoso tributo al teatro como escenario del mundo. Las referencias visuales a Magritte, en el dúo cómico a lo Oliver y Hardy, las bailarinas a lo Degas, espectrales en el último acto, y un gran trabajo actoral encumbran esta nueva producción de visionado obligado.
Ivor Bolton ama esta partitura y se nota desde el primer compás. La excelencia melódica de Dvorák, su cromatismo orquestal y su lírica incandescente las escanció con una loable administración del tempo y las dinámicas con la complicidad y excelencia de la orquesta titular y el coro. Destacó la calidad del arpa solista (voz de Rusalka cuando ésta muda) junto a vientos, maderas y metales de adictiva hermosura.
El lapsus del maestro en el tercer acto que obligó a parar la ópera no empañó un trabajo minucioso, detallista y pasional. Transmitir la fragilidad y el coraje de Rusalka más allá de su belleza vocal es lo que consigue Grigorian de manera sobrecogedora. La soprano, en estado de gracia, rubricó cada intervención con un timbre generoso, de centro pulido y sonoro. Su instrumento transmitió con inusitada expresividad la esencia del personaje de manera catártica. El lesionado Eric Cutler mucho hizo con actuar, muletas en mano, recién operado de una rotura del tendón de Aquiles y debutando rol como solvente Príncipe. Como un torbellino arrasó la Princesa extranjera de la veterana Karita Mattila, todavía dueña de una voz esmaltada y penetrante. Calidez tímbrica y nobleza vocal la del Vodník de Maxim Kuzmin-karavev en espera de mejorar su proyección, y potente la Ježibaba de Katarina Dalayman. Impecables los españoles Manel Esteve y Sebastià Peris, junto al trío de ninfas del que destacó una sonora Julietta Aleksayan.