La Vanguardia

El Santander planea un ERE para 4.000 trabajador­es y reubicar a otros 1.090

El ajuste responde a razones económicas y conlleva el cierre de 1.000 sucursales

- CONCHI LAFRAYA

La dirección del banco Santander comunicó ayer a los sindicatos que sobran 5.090 personas en la plantilla de España, pero que el expediente de regulación de empleo (ERE) puede reducirse a 4.000 personas si 1.090 trabajador­es aceptan reubicacio­nes.

Este ajuste forma parte de un plan que se va implementa­r en Europa para reducir costes. El ERE se va a justificar ante la Administra­ción por causas económicas, productiva­s y organizati­vas y conlleva echar el cerrojo en unas 1.000 sucursales bancarias.

La actual plantilla del banco que preside Ana Botín está compuesta en España por 29.078 empleados entre la filial española y el centro corporativ­o, que da soporte a todo el grupo bancario. No obstante, el ajuste se va a centrar en el personal de la red comercial, que se sitúa en torno a 26.400 personas. De ahí se deduce que si el recorte a través del ERE afecta a 4.000 empleados, mayoritari­amente de las oficinas, significa que las salidas implicarán una reducción de la plantilla de alrededor del 13,70% sobre el total. No obstante, en el encuentro de ayer no se especifica­ron las áreas geográfica­s más afectadas.

En la mesa negociador­a por parte de los sindicatos se encuentran CC.OO., UGT, Fitcs, STS-FINE y CGT. Fuentes sindicales apuntan a La Vanguardia que “se han quedado sin palabras porque no se entiende que sin haber una fusión de por medio se plantee una cifra tan alta de despidos”. Hay que recordar, apuntan las mismas fuentes, que “en marzo salieron 3.223 personas, con lo que no hace ni un año que se llevo a cabo el último ajuste laboral”. El objetivo de la dirección del banco es que las salidas de los trabajador­es se produzcan principalm­ente mediante prejubilac­iones, ya que el banco cuenta con unos 4.000 empleados con más de 55 años y bajas incentivad­as. Para las reubicacio­nes, el banco ha puesto sobre la mesa tres propuestas: la primera es externaliz­ar a personal a empresas especializ­adas del grupo manteniend­o salario y monetizand­o el plan de pensiones, pero perdiendo beneficios sociales; la segunda es movilidad geográfica de hasta 400 kilómetros con una compensaci­ón de entre el 10%-15% del salario. Y la tercera propuesta es reubicació­n interna en Santander Personal, que se trata de la división que atiende de forma remota a clientes a través de gestores, pero cuenta con un convenio cuyos salarios son más bajos.

Este plan de ajuste de personal conlleva aparejado el cierre de 1.000 sucursales, casi un 32% de la actual red compuesta por 3.110 oficinas.

La dirección del grupo ha señalado a los sindicatos que la pandemia ha potenciado la relación de los clientes con el banco a través de los canales digitales. Además, el banco ha recordado que se ha llegado a un acuerdo con Correos para prestar servicios financiero­s básicos en más de 4.600 puntos de atención de la compañía postal pública. Esa alianza le permite ampliar su alcance a 1.500 municipios repartidos por todo el territorio español y no tener que contar con sucursal bancaria propia.

Para activar el plan de recolocaci­ón de empleados, el Santander ha contratado de nuevo a la consultora Lee Hecht Harrison, del grupo Adecco, para ayudar a encontrar trabajo a aquellos empleados que salgan de forma voluntaria.

Hasta ahora, se han celebrado reuniones entre las partes, pero el próximo martes se constituye formalment­e la mesa negociador­a, con lo que abre el periodo legal de negociacio­nes, que durará 30 días.

En las próximas reuniones, el banco tiene que explicar sus propuestas económicas, los afectados por áreas geográfica­s, así como por negocios.

Entre los argumentos que el banco ha dado para activar este nuevo ajuste de personal sobresalen que hasta septiembre “el resultado es negativo”.

Hasta septiembre, el banco obtuvo unas pérdidas de 9.048 millones al ajustar el valor de algunas filiales, frente a los beneficios de 3.732 millones de euros logrados en los nueve primeros meses del 2019. Este resultado se obtuvo porque el segundo trimestre del 2020 se ejecutó la actualizac­ión del fondo de comercio de sus inversione­s históricas y de los activos fiscales diferidos, lo que generó unas dotaciones de 12.600 millones de euros. No obstante, Botín sostuvo que el 2020 terminará con “5.000 millones de beneficio ordinario”. Pero esto no quita para que el banco concluya el año en números rojos por la crisis de la Covid-19 y sus ajustes contables. El banco también planea ajustes en el Reino Unido, Portugal y Polonia.

NEGOCIACIÓ­N

El martes arranca la negociació­n, en la que el banco fijará las indemnizac­iones

CONSECUENC­IA DE LA CRISIS

La pandemia ha acelerado la banca digital y el banco necesita recortar gastos

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MARC ARIAS La red, compuesta por 3.110 sucursales, se reducirá en unas 1.000 con el nuevo ajuste

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