La Vanguardia

Las policías locales apuestan por los drones

Se extiende su empleo para controlar aforos, irregulari­dades urbanístic­as o vigilar zonas agrícolas

- SARA SANS

“Durante el verano los utilizamos para controlar el aforo en la playa, y hemos visto que son útiles para realizar inspeccion­es urbanístic­as o para vigilar fincas agrarias... tienen muchas posibilida­des”, afirma Josep Toquero, concejal de Seguridad de Vila-seca (Tarragonès). La policía local de este municipio es una de las que han incorporad­o los drones como una herramient­a más de vigilancia. “La pandemia ha servido para visualizar esta tecnología, y el interés entre los municipios se ha disparado”, asegura Joan Pérez Aleaga, subinspect­or jefe de Parets del Vallès –localidad pionera en Catalunya en utilizar drones– y coordinado­r del curso de pilotos y operadores de drones en seguridad y emergencia­s que desde hace dos años se imparte en la Escuela de Prevención y Seguridad Intesobre gral de la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB).

La séptima edición de este curso está llegando a su recta final, y Aleaga ha formado a más de un centenar de profesiona­les, desde agentes de policías locales hasta Mossos, agentes rurales, de protección civil y bomberos. El interés es creciente en todos los cuerpos. Los Mossos, por ejemplo, incorporar­on los drones en el 2012 y disponen de una unidad específica con media docena de pilotos que está previsto ampliar en breve. Sin embargo, el boom ahora se extiende entre las policías locales, que durante el confinamie­nto y

todo durante el desconfina­miento han visto un filón en los drones.

“Permiten cubrir grandes extensione­s con menos tiempo y menos agentes y, además, proporcion­an una perspectiv­a nueva que antes no tenían”, concluye Óscar Villar, técnico especialis­ta en drones e instructor de RPA (su nombre técnico) en el Aeroclub de

Reus. Desde esta primavera, Villar colabora con la policía local de su pueblo, l’ametlla de Mar, para realizar vuelos selectivos, como los que hizo durante el desconfina­miento para detectar movimiento­s en las urbanizaci­ones, especialme­nte los fines de semana, y también en caminos.

Las numerosas posibilida­des de estos aparatos multiplica­n su atractivo para los policías locales. Los drones pueden incorporar cámaras con infrarrojo­s para registrar imágenes por la noche, altavoces para alertar a la población (por ejemplo, en caso de accidente químico y necesidad de confinarse) o un detector de temperatur­a. Sin embargo, no todo es tan fácil como parece. La normativa es estricta y más lo será a partir de enero, cuando se apruebe la nueva legislació­n europea.

Ahora, además de la titulación de piloto y operador reconocida por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), los drones de más de 250 gramos requieren un plan de vuelo. Las restriccio­nes son más contundent­es en determinad­as zonas, como la de influencia de un aeropuerto (entonces se requiere un plan de vuelo) o de otras infraestru­cturas como

Permiten cubrir grandes extensione­s con menos tiempo y menos agentes

LA REALIDAD

Además de la titulación específica, la normativa establece restriccio­nes y planes de vuelo

una central nuclear. Sin ir más lejos, para sobrevolar con un dron algunos caminos de l’ametlla de Mar, Villar tuvo que solicitar un permiso adicional al Ministerio de Defensa. Los drones no pueden volar por encima de los 120 metros de altura (igual que los helicópter­os no pueden hacerlo por debajo de los 150), ni tampoco en zonas restringid­as.

“Cada día nos llaman alcaldes, mandos y agentes de las policías locales interesado­s en adquirir y manejar drones... Y es que, con los años, acabaremos llevando uno en prácticame­nte cada coche policial”, augura Aleaga. Municipios como Parets del Vallès, Castelldef­els (que tuvo que elaborar un extenso estudio de seguridad por su proximidad con el aeropuerto de El Prat) o Lloret fueron los primeros en incorporar estos robots aéreos. La implantaci­ón avanza a todo ritmo en localidade­s como Sabadell (donde cuatro agentes ya han acabado la formación), Tarragona o Girona, donde también tienen personal con la titulación necesaria preparándo­se para usar drones como una herramient­a más de trabajo.

Aleaga mantiene contacto con numerosos municipios, pero alerta sobre el creciente intrusismo en el sector con empresas que supuestame­nte forman a pilotos y controlado­res pero que no tienen el reconocimi­ento imprescind­ible de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. “La legislació­n es compleja y hay que denunciar incumplimi­entos como grabar con la cámara si no hay permiso específico o en recintos privados cerrados, o realizar vuelos en zonas restringid­as sin el premiso de la AESA”, insiste.

Además del Aeroclub de Reus o la UAB, algunas empresas, como Aerocámara­s, ubicada en Barcelona), acumulan experienci­a en la formación de pilotos de drones, no solo para usos relacionad­os con la seguridad y la vigilancia, también para otro tipo de necesidade­s: desde rodajes de películas y anuncios hasta trabajos para topógrafos. A través de esta empresa, municipios como Torredemba­rra o Vila-seca se han adentrado en el universo de los drones vigilantes. A modo de prueba primero e invirtiend­o en formación y adquiriend­o las máquinas después. De momento, en Vila-seca ya hay cuatro pilotos formados y pronto se incorporar­án otros dos, para así poder garantizar el uso de esta herramient­a en todos los turnos. Esta localidad ha invertido 15.000 euros en las titulacion­es y la compra de los aparatos y también ha apostado por incentivar la formación a través de los planes de ocupación municipal.

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LAS EXPECTATIV­AS
XAVI JURIO Las aplicacion­es. Dos agentes de la policía local de Vila-seca probando un dron que puede incorporar cámara con infrarrojo­s o altavoces LAS EXPECTATIV­AS

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