Joan Armangué Economista
Joan Armangué, economista y exalcalde de Figueres, ha recopilado los trabajos que Ernest Lluch dedicó al economista Francesc Romà i Rossell, el primero que defendió las reivindicaciones políticas de Catalunya tras 1714.
El sábado se cumplieron veinte años del asesinato de Ernest Lluch por ETA. En este tiempo, ETA ha desaparecido, mientras que el nombre de Lluch sigue vivo. Era un erudito, y una de las facetas en las que se sentía más cómodo era en la de historiador. Veinte años después de su muerte, sus investigaciones sobre el pensamiento económico del siglo XVIII y el austriacismo siguen vigentes. Y ahora el economista y exalcalde de Figueres Joan Armangué ha recopilado los trabajos que dedicó a Francesc Romà i Rossell, el primero que tras la guerra de 1714 volvió a poner sobre la mesa las reivindicaciones políticas de Catalunya.
Romà i Rossell, el primer de tots es el título de este libro de Ernest Lluch (Ed. Cal·ligraf), con introducción de Joan Armangué y prólogo de Rosa Lluch, su hija. Es ella quien apunta que su padre “sería muy feliz de tener este libro en sus manos” por las muchas horas que pasó investigando sobre Romà i Rossell y por las dificultades. Una parte de la documentación se hallaba en la casa Fages de Figueres, que durante años estuvo cerrada a cal y canto (en el 2017 se depositó en el Archivo Comarcal). Lluch tuvo que hacer valer su condición de ministro para poderlo consultar en una habitación casi a oscuras, con abrigo porque no había calefacción y vigilado por un miembro de la familia que no se fiaba de un socialista.
Ya en su tesis doctoral sobre el pensamiento económico en Catalunya, le dedicaba un capítulo por considerarlo uno de los personajes importantes del país, lo que contradecía además la idea de que entre la guerra de Sucesión y el catalanismo de finales del siglo XIX no había existido un proyecto catalán. Otro historiador, Joaquim Nadal,
escribió que Lluch “era más de hipótesis que de tesis, tenía intuiciones que documentaba y que tomaban cuerpo a medida que iba añadiendo material investigado”.
Romà i Rossell sería un buen ejemplo. Su padre tuvo que refugiarse en Figueres y probablemente nació allí en 1726, donde pasó su adolescencia (casa Romà, calle Peralada). En 1761 se casó con Narcisa Payrachs, también de Figueres. Fue abogado de los gremios y abogado de los Pobres de la Real Academia del Principado de Catalunya, hasta que en 1761 da el salto a Madrid. Su intención era presentar un proyecto de reforma política que defendía medidas más liberales y una revisión del decreto de Nueva Planta. Fue, según Lluch, “el primero de todos” en cuestionar el esquema centralista del Estado y reclamar autonomía para la “provincia” catalana. Pero también destacó por sus ideas malthusianas, en favor del crecimiento de la población, por su defensa de los bienes de lujo, como impulso al consumo, por la necesidad del libre comercio con América y como reformista agrario. Un avanzado a su tiempo. No se le hizo mucho caso y acabó en México, donde llegó a ser virrey interino y donde murió en 1784.