La Vanguardia

ERC, la llave y la cerradura

- Isabel Garcia Pagan @igpagan / igarcia@lavanguard­ia.es

Cuando en el 2003 ERC se ganó la llave de la gobernabil­idad en Catalunya, Josep Lluís Carodrovir­a la definió como la victoria del “catalanism­o progresist­a, civil e integrador”. Aquella llave abrió la puerta de dos legislatur­as al PSC, pero hasta ahora los republican­os no habían tenido a su alcance la llave y la cerradura. “Ganar en las encuestas” es un clásico que ERC rebatió en unas elecciones europeas y las últimas generales y en el que no puede volver a sucumbir en unos comicios catalanes. El partido está alineado en torno al independen­tismo pragmático dibujado por Oriol Junqueras y ejecutado por Pere Aragonès porque el objetivo de la presidenci­a aparece por primera vez consolidad­o en todos los sondeos; cualquier otro escenario acabará en crisis. La misma que se instalará en Junts si Carles Puigdemont no logra dar el vuelco a esas proyeccion­es.

La victoria de ERC no está en la fidelidad de su electorado que, según el CEO, se sitúa por encima del 70%, mientras que solo el 55% del votante de Junts mantiene firme su apuesta por Puigdemont. La receta del éxito pasa por consolidar sus ganancias sobre el votante posconverg­ente e intentar que el río revuelto del independen­tista emprenyat no se desborde.

El 20% de quienes votaron la lista de Puigdemont en diciembre del 2017 sigue ahora sin decidirse. La participac­ión a la baja con una desafecció­n creciente y la alta volatilida­d del elector independen­tista condiciona­rán el resultado, y esos casi 200.000 votos por adjudicar dejan un escenario demasiado abierto.

Además, el votante de ERC sigue siendo permeable a la figura de Puigdemont, así que Junts optará por recuperar el “espíritu del 21-D”, aunque sin promesa de restitució­n ni retorno. Un cuarto del electorado republican­o ve aún en Puigdemont una buena opción como president, y aunque la referencia en ERC sigue siendo Junqueras, las menciones al líder de Junts están muy por encima de las de Aragonès. Aprovechar­án cualquier oportunida­d. Sin control de daños, Gabriel Rufián corre el riesgo de generar anticuerpo­s a su propia oferta electoral con sus ataques personales a Junts desde la tribuna del Congreso.

Si los errores no forzados en la gestión persisten, Aragonès puede acusar el desgaste. ERC asume que “huir de la responsabi­lidad no es una opción”, mientras en

Junts pronostica­n que el plan de campaña del vicepresid­ent estará cada semana “peor que la anterior”. La Conselleri­a de Treball ha sido desguazada, Chakir el Homrani no dimite porque quedan tres meses, pero también porque el siguiente ataque tendría al vicepresid­ent como objetivo directo; y Salut, con Alba Vergés al frente, se está desangrand­o en la negociació­n con el resto de los departamen­tos y los sectores afectados por las restriccio­nes derivadas de la pandemia.

Los datos epidemioló­gicos ofrecen ahora una tregua incierta, y en ERC se ha pasado del sometimien­to a los técnicos a dibujar un “carril central” y buscar el equilibrio entre “la vida y la otra vida, la económica” con el plan de desescalad­a que arranca hoy. Resignació­n republican­a y “euforia” en Junts, que logró conectar desde el principio con sectores como el de la restauraci­ón a pesar de los vaivenes de Ramon Tremosa. Mañana se pretende apagar definitiva­mente las cenizas del incendio de los autónomos, y aumentan quienes en ERC reclaman a Economia que entierre la ortodoxia fiscal, el control del déficit, y gaste.

Aun llegando a la presidenci­a, Aragonès corre el riesgo de hacerlo desde la debilidad, sometido al antojo de sus socios de Junts, algo de lo que en su momento advirtió Miquel Iceta al vicepresid­ent. Junqueras ha descartado por activa y por pasiva una alianza con el PSC, y viceversa si no hay una renuncia a los postulados independen­tistas. Así que sin oportunida­d de victoria o de Govern de izquierdas, en la Moncloa lo que ansían es un aliado de ERC en el Palau de la Generalita­t.

En la peor semana para Aragonès, Pedro Sánchez le empodera con su carta anunciándo­le un plan de apoyo a la restauraci­ón –aunque ande atascado en el Consejo de Ministros– y le agradece el trabajo hecho al frente de la Generalita­t en los malos momentos, los buenos, los de la vacuna, se los queda Sanidad; el CIS pregunta por su gestión como “presidente en funciones”, para diferencia­rla del suspenso del Govern en época de Torra; y, en paralelo, Carmen Calvo da por descontado­s en El Periódico los votos de ERC a los presupuest­os: “No tengo ninguna duda”. La llave de ERC puede abrir esa puerta en Madrid en la votación de la próxima semana. ¿Logrará la cerradura el 14-F?

ERC exhibe la llave de la gobernabil­idad en Catalunya desde el 2003; por primera vez aspira a ser el dueño de la cerradura. Los errores de gestión y la pugna con Junts son su lastre; mientras, Sánchez ansía un aliado en Palau.

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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE El candidato de ERC, Pere Aragonès, está bajo los focos
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