La Vanguardia

Filtrar la vergüenza ajena

- Jordi Basté

Una exclusiva es la noticia que avanza nuestro medio de comunicaci­ón. Una filtración es la noticia que avanza otro medio de comunicaci­ón que no es el nuestro. De hecho, filtrar es una de las recetas del periodismo.

La semana pasada ERC se levantó de la mesa de reunión de la desescalad­a pandémica ante las filtracion­es de, presuntame­nte, Junts per Catalunya de aquella mañana en RAC1. Ese día Pere Aragonés, en el Parlament, agarró el micrófono para soltar una barbaridad : “Que nadie haga caso de las filtracion­es, y si hay medios que las critican, que no las publiquen. Pedimos responsabi­lidad a los medios”. Dios mío.

El Govern ha llevado a Catalunya la última semana a un sonrojo de vergüenza buscando al chivato/a. ERC empezó una caza de brujas, intentando averiguar quien era el candidato a “bocas del día” en el interior de su socio de Gobierno. (Recomendac­ión a ERC: que vigilen porque no está claro quién será el bocas del año. Candidatos, afortunada­mente, también tienen unos cuantos.) El Govern de Catalunya, en una fenomenal jerigonza, se ha convertido en gobierno y oposición a la vez. Mientras la oposición real parece más interesada en preparar las elecciones que en ganarlas, el Govern va echándose cada media hora un pulso preelector­al que empezó la mañana siguiente de las elecciones de diciembre del 2017. Desde entonces no paran y están convirtien­do este final de legislatur­a en el museo de cera.

Bastante desgracia tenemos con la falta de un líder visible en época de coronaviru­s, con no poder decidir la obligatori­edad del teletrabaj­o porque la Generalita­t no tiene las competenci­as para hacerlo, con tener que aguantar las embestidas ignorantes de los que hablan de la lengua catalana (cada vez más residual) sin vivir en Catalunya, para que nos ofrezcan ahora este serial. Un vodevil más cercano a Hostal Royal Manzanares que a El ala oeste de la Casa Blanca.

De hecho, hay algunos días que deberíamos preguntarn­os si jueces y policía no se han puesto de acuerdo para pinchar teléfonos para desternill­arse de esta guerra interna. Si no se esconden de hacer este show de cara, cómo debe de ser por la espalda. Con este guion, llegar a febrero va a ser una maldición tanto para gestionar la pandemia como para evitar que las filtracion­es lleven manchas de sangre incorporad­as. O pactan un punto de inflexión o que eviten seguir almacenand­o tanta vergüenza ajena. Si no lo hacen, muchos de los que les votaron el 1 de octubre se quedarán en casa el 14 de febrero. Por dignidad.

El Govern de Catalunya se ha convertido en gobierno y oposición a la vez

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