La Vanguardia

Retorno a Manderley

- LETRA PEQUEÑA Magí Camps mcamps@lavanguard­ia.es

Esta noche he soñado que volvía a Manderley”. Con esta frase empieza la novela Rebecca, de la novelista londinense Daphne du Maurier. Y yo, esta semana, también he soñado con Manderley, la mansión de los De Winter. La razón es que el lunes pasado me equivoqué, pero por suerte algunas lectoras atentas me avisaron de inmediato y pude enmendar el error en la versión web del artículo titulado “La rebeca de Manderley”.

Decía que la chaqueta que se popularizó con el nombre de rebeca tomaba el nombre de la película homónima de Alfred Hitchcock porque una de las actrices principale­s llevaba esa pieza de punto abrochada hasta arriba y sin cuello. Hasta aquí, todo correcto. Mi error fue atribuir a la señora Danvers, la mayordoma, el uso de esa prenda de ropa, cuando es la segunda mujer de Maxim de Winter, interpreta­da por Joan Fontaine, quien llevaba la chaqueta abrochada. Aquí, pues, mis disculpas.

La versión corregida aún convierte en más siniestra la creación de ese epónimo, porque atribuye el nombre de la difunta primera esposa a la segunda e inocente señora De Winter. Pero, como la frase hecha que dice que no hay mal que por bien no venga, déjenme girar el dicho pues en este caso el error me ha regalado una serie de anécdotas curiosas que demuestran, una vez más, hasta donde pueden llegar las cosas. De entrada los numerosos mensajes que recibí de lectoras atentas y, también, de compañeras de la redacción.

En segundo lugar, la periodista Mariángel Alcázar me ilustró más allá del nombre: “Se puso de moda cuando se empezó a fabricar, en Igualada, a juego con un jersey de manga corta, y eso generó otra expresión, ‘un tú y yo’, para denominar ese conjunto de chaqueta y jersey”.

Pero la cosa siguió con un tercer mensaje que se desviaba hacia el mundo de la pastelería. Tras referirme el error, la lectora Esther Gispert me informó de que en la pastelería Batlle de Torroella de Montgrí elaboran un pastel que lleva el nombre de Rebeca. Llamo a la tienda, me lo confirman y me detallan que este dulce es “un bizcocho con crema quemada cubierto de nata y una R de chocolate”, que emula el cojín con la R bordada que aparece en el filme de Hitchcock, y que creó el abuelo del actual pastelero cuando estrenaron la película justo en el cine de delante.

Como pueden ver, el recuerdo de la novela y de la película continúa vivo en las generacion­es que vieron la sensaciona­l adaptación del mago del suspense, el obeso obseso de las mujeres rubias, expresión que Julià de Jòdar me celebró por Twitter. Gracias a todos por la corrección y las enriqueced­oras aportacion­es.

En la pastelería Batlle de Torroella de Montgrí elaboran un pastel que lleva el nombre de Rebeca

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