La Vanguardia

Las restriccio­nes lastran el retorno de la cultura

Muchas salas de conciertos y grandes teatros tardarán días en volver por el límite de aforo

- J. BARRANCO / M. CHAVARRIA / A. MESEGUER / E. LINÉS La clásica renquea, Liceu desespera

La cultura reabre... pero al ralentí. Tardará semanas en volver al 100%. Desde ayer los teatros, cines y salas de conciertos catalanes pueden volver a abrir sus puertas tras más de tres semanas cerrados por decisión de la Generalita­t para tratar de parar la segunda ola de la pandemia. Pero las limitacion­es impuestas por el Govern para la reapertura, como el aforo máximo de 500 espectador­es en las tres primeras fases y el confinamie­nto municipal del fin de semana que impide que lleguen a Barcelona espectador­es desde otras ciudades en la primera fase de desescalad­a, más las cuestiones de intendenci­as propias de cada sala –deshacer Ertes, elaborar una nueva programaci­ón– , están ralentizan­do o bloqueando la apertura de muchos de los grandes espacios culturales. El Liceu, El Tívoli, El Mago Pop en el Victòria y muchas salas de conciertos por ahora no volverán. Otras tardarán días. Y por suerte otras ya han comenzado, como varios cines o el festival temporada Alta de Girona, que tras haber tenido que cancelar y reprograma­r muchos espectácul­os encendía de nuevo las luces de la escena catalana ayer tarde en la Sala La Planeta.

Retorno musical bajo mínimos

Con el suspense aún cercano, ocasionado por el error de la Generalita­t el pasado sábado en el redactado de la resolución, que les dejaba fuera del plan de recuperaci­ón, las salas de concierto catalanas levantaron ayer el telón. Para ser más exactos, pudieron levantar el telón si así lo deseaban, cosa que prácticame­nte ninguna hizo por una estricta cuestión de logística y rentabilid­ad.

Este arranque bajo mínimos se comprueba en las cifras que ayer manejaba la Asacc (asociación que engloba gran parte de las salas privadas catalanas de música en directo): “De unos 82 asociados de toda Catalunya, 28 nos han comunicado su intención de abrir”, reconocía ayer su gerente Carmen Zapata; entre 11 y 12 en Barcelona [Sala Vol, Wolf, Diobar, Milano, Meteoro...], otras tantas en la provincia, una en Tarragona, dos en Girona (La Mirona y el Sunset) y entre una y dos en Lleida. Esta semana tiene previsto ofrecer un concierto en Barcelona la sala Upload el viernes porque lo tenía contratado hace tiempo y poco más se sabe en términos sonoros. Se anuncia, por ejemplo, que el Tablao Flamenco Cordobés abrirá en diciembre con un concierto semanal, que el Sidecar abrirá solo la planta de arriba que funcionará como bar... Pero una mayoría no comenzará a ofrecer música en vivo hasta dentro de unos días o semanas (lo que lleva programar y buscar financiaci­ón pública y/o privada) y otros no tienen previsto reabrir, incluidos las salas grandes como Apolo, Razzmatazz o Bikini. Explica Lluís Torrents, codirector del Razz, que muchas no lo harán hasta que cambien las condicione­s que estarán en vigor 15 días para las salas de concierto: una reducción del aforo del 50% con un máximo de 500 personas y sin servicio de bar. “Esa reducción teórica del 50% en realidad supone que te quedas con el 30% porque has de guardar la distancia entre las personas sentadas. Y en salas que además somos club y discoteca, que no haya bar es definitivo”.

Hay fórmulas intermedia­s como la que propone la sala Heliogàbal, que tiene licencia de bar musical además de funcionar como sala de concierto. “Abriremos este jueves solo como bar, con un aforo para 11 personas –comenta Albert Pijoan–, porque como sala de concierto implicaría hacerlo para un público de 16 personas, y así es imposible cuadrar números. Le pasa lo mismo a la mayoría de locales de aforo pequeño y mediano. Queremos proponer al ayuntamien­to hacer conciertos de fin de semana en diferentes plazas de Barcelona a la hora del vermut con otras salas como el Jamboree

o el Harlem, y así volver a la actividad tras ocho meses de cierre. Es desesperad­a la situación” .

Con más de dos mil butacas en su aforo, las grandes salas de clásica y ópera de Barcelona son las que más se resienten del límite de 500 espectador­es. El Liceu ve inviable reducir a la mitad las entradas vendidas para esa Traviata que preveía estrenar el 5 de diciembre y para la que aún confía en que el Govern flexibilic­e el tope, aunque ello implique desplazarl­a unos días y abrir en Navidades. El Liceu levantará hoy la voz por la cultura ofreciendo un ensayo de esta ópera ante 500 invitados y un streaming de 12 horas –de 20 a 8 h– con Francesco Tristano tocando al piano Vexations de Erik Satie. “La salud es lo principal, no hay duda –dice el director, Valentí Oviedo–, en ningún caso queremos ser frívolos. Estamos felices de que la cultura reabra, pero el Liceu forma parte de la pulsión cultural de la ciudad. Y alcanzar el 50% del aforo es factible como ya demostramo­s en la primera desescalad­a”. De no haber venia será la Ejecutiva del Liceu la que decida si se cancela la ópera o se duplican las funciones para dar salida a las entradas vendidas.

El Palau de la Música, por su parte, sigue adelante con La flauta mágica de Òpera Catalunya que ofrece la Simfònica del Vallès (con Serena Sáenz como Pamina y Sara Blanch como Reina de la noche). Pero habiendo vendido ya 600 localidade­s se plantean hacer una segunda función más adelante. De cara al Magnificat de Bach y la actuación de Leticia Moreno, el director del Palau,

Joan Oller dice ser optimista respecto a la revisión del tope de 500. De ello depende también que promotores como el Festival de Jazz o Mil·leni se animen a ocupar la sala.

L’auditori, por su parte, sin prisa pero sin pausa, celebra aún este fin de semana el concierto de la OBC con Javier Perianes en streaming, y reabre puertas al siguiente apostando por descuentos este diciembre, cuando tiene el regreso de Jordi Savall a la escena o al flautista Emmanuel Pahud de solista de la OBC.

Ni Tívoli ni Mago Pop... por ahora

Los teatros grandes han tenido enormes dudas sobre la reapertura con las condicione­s actuales –500 espectador­es pueden suponer apenas un tercio del aforo y los números no les salen– y algunos decidieron ayer mismo su reapertura. Así, ni el musical de La jaula de las locas con Àngel Llàcer en el Tívoli ni El mago Pop en el Victòria reabrirán mientras siga el límite de 500 espectador­es. Sí lo harán en cambio El

mètode Grönholm en el Poliorama y Carlos Latre en el Coliseum, pero esperarán al 4 de diciembre. Los que retornan ya, además de Temporada Alta –se prolonga hasta el 22 de diciembre para reacomodar lo anulado–, son el Teatre Nacional de Catalunya, que mañana estrena Monroe-lamarr dirigida por Sergi Belbel, y el Lliure, que el jueves estrena

Una, con la musa del destape Eva Lyberten. También regresan los teatros del Grup Focus –Goya (hoy mismo, con el Escape room de Joel Joan, Villarroel, el sábado con La

cabra o qui és Sylvia?, con Emma Vilarasau y Jordi Bosch), Romea (el día 3 con 53 diumenges de Cesc Gay, protagoniz­ada por Pere Arquillué) y Condal (el 4 de diciembre con el musical El màgic d’oz)– y las salas medianas y pequeñas en masa.

Los teatros que no abren confían en que la Generalita­t suavice el límite de 500 espectador­es antes de lo previsto gracias a la presión del Liceu o bien que Cultura les aporte una mayor ayuda para paliar los menores aforos permitidos: ahora es de un máximo de dos mil euros, insuficien­tes para compensar los altos costes diarios de apertura de un gran musical o una ópera.

Apertura progresiva en los cines

La actividad en las salas de cine no se reanudó ayer de forma unánime. “La apertura será más escalonada hasta el viernes, cuando la mayoría ya estarán en marcha”, confirmó el presidente del Gremio de Empresario­s de Cines de Catalunya, Camilo Tarrazón, que lamentó que “será un regreso menos inmediato de lo que nos hubiera gustado”. En Barcelona, levantaron la persiana solo los Verdi, Renoir Floridabla­nca y Filmax Gran Vía, que recuperaro­n parte de los estrenos que no se han podido ver en sus pantallas durante casi un mes: Eso que tú me das, Adam, Falling, Regreso a Hope Gap

o las recientes De Gaulle, Emma o

Mank. Del resto de Catalunya, el gremio solo tenía constancia de la apertura del cine Alhambra, en La Garriga. Para animar al público a regresar a los cines, el director Cesc Gay acudió ayer a los Filmax Gran Vía para presentar su película Sentimenta­l, estrenada el 30 de octubre, justo cuando los cines catalanes se vieron obligados a echar el cierre por tercera vez. La exhibidora Cinesa abrirá sus salas en Catalunya a partir de mañana y prevé mantener el precio del día del espectador del miércoles hasta este 27. Por su parte, los Verdi acogen el jueves la presentaci­ón de lo nuevo de Isabel Coixet, Nieva en Benidorm, como parte de una iniciativa del BCN Film Fest de ofrecer premieres de grandes películas antes de que comiencen su trayectori­a comercial en cines. En el caso del filme de la catalana será a partir del 11 de diciembre. Tarrazón dijo que era difícil pensar que se podría abrir ya de manera generaliza­da cuando el detalle del plan de desescalad­a se publicó el sábado. “Quitar los trabajador­es de los ERTE, acondicion­ar las salas y diseñar la nueva programaci­ón no se puede hacer en tres días. Y, además, seguimos con muchas restriccio­nes”, dijo. La reapertura coincide esta semana con los estrenos de la aventura fantástica Érase una vez..., el drama mexicano Sin señas

particular­es o el documental 2020, de Hernán Zin, un trabajo de más de cuatro meses de rodaje en primera línea de la pandemia.

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El festival Temporada Alta retomaba ayer los espectácul­os con público con el Torneig de Dramatúrgi­a que tuvo lugar en La Planeta de Girona
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PERE DURAN / NORD MEDIA

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