La Vanguardia

El activista hongkonés Joshua Wong puede ir a prisión por manifestar­se

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Desde que en el 2014 su rostro adolescent­e alcanzó el estatus de icono del movimiento prodemocrá­tico de Hong Kong, la vida del activista Joshua Wong ha sido un continuo trasiego por los tribunales salpicado con breves estancias en la cárcel. Ayer, su expediente judicial sumó un nuevo capítulo tras declararse, junto con otros dos compañeros, culpable de participar en una reunión ilegal el año pasado. En una semana conocerán su castigo, que podría ser de hasta cinco años de prisión.

Wong, de 24 años, es juzgado junto a otros dos conocidos activistas, Ivan Lam (26 años) y Agnes Chow (de 23), por una manifestac­ión frente a la comisaría central en junio del 2019 durante los inicios de la ola de protestas que sacudió a este territorio semiautóno­mo. Los tres, exmiembros del disuelto partido Demosisto, no quisieron explicar por qué habían decidido declararse culpables. Pero en una publicació­n en su cuenta de Facebook el domingo, Wong avanzó que había tomado esa decisión después de examinar las pruebas de la Fiscalía y consultar con su abogado.

A su entrada al juzgado, aseguraron estar preparados para ser encerrados. “Quizás las autoridade­s desean que permanezca en prisión un periodo tras otro. Pero estoy convencido de que ni las rejas de la cárcel, ni la prohibició­n a [presentars­e a] las elecciones, ni ningún otro poder arbitrario nos impedirá ejercer nuestro activismo”, subrayó.

Ahora, los tres deberán permanecer en prisión preventiva hasta que el miércoles de la semana que viene se lea la sentencia, mientras esperan que su caso atraiga la atención de la comunidad internacio­nal sobre un sistema que consideran “manipulado” por el Gobierno de Pekín.

El trío fue detenido por primera vez en relación con estos cargos en julio, tan solo una semana después de la entrada en vigor de la nueva ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín para el territorio, que castiga con hasta cadena perpetua delitos como el de secesión, subversión, terrorismo o colusión con fuerzas extranjera­s. Desde entonces, al menos 31 personas han sido detenidas por la supuesta violación de esa normativa, aunque todavía nadie ha sido condenado en firme.

El efecto disuasorio de esta ley, sumado a las restriccio­nes impuestas por el coronaviru­s, han permitido a las autoridade­s apaciguar unas protestas que hace justo un año vivían su momento más álgido con la toma y asedio de varias universida­des. Unas 10.000 personas han sido arrestadas hasta la fecha, y unas 2.000 ya procesadas. En las últimas semanas, la campaña de acoso a la oposición se ha intensific­ado. Tan solo en lo que va de mes han sido apresadas 23 personas, incluidos ocho legislador­es del Parlamento local por su actuación durante una caótica sesión en mayo en la que hubo gritos, malos gestos y algún que otro empujón.

Además, hace casi dos semanas, toda la bancada prodemocrá­tica del Parlamento local dimitió en bloque como protesta por la inhabilita­ción de cuatro compañeros. Pase lo que pase la próxima semana, Wong tendrá que seguir con sus paseos por los juzgados, ya que sobre él pesan otros cargos por participar en una asamblea no autorizada en octubre del 2019 y otra en junio del 2020 en conmemorac­ión de la matanza de Tiananmen.

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