La Vanguardia

El horror de Cambrils

El tribunal por el 17-A escuchó a los mossos que abatieron a 5 terrorista­s

- CARLOTA GUINDAL

Noche del 17 de agosto del 2017. Hacía unas horas se había perpetrado el atentado terrorista en la Rambla, Barcelona. Los Mossos d’esquadra habían activado todas las alertas por una posible réplica. El terrorista que había arrollado a decenas de personas en el paseo barcelonés se había dado a la fuga y se desconocía si aquello era producto de una acción conjunta de una célula. La policía catalana puso en marcha el dispositiv­o Cronos. Había que dar protección a las zonas de mayor afluencia en Catalunya.

Se enviaron varios dispositiv­os al paseo marítimo de Cambrils (Tarragona). En una de las entradas, dos agentes colocaron su coche y ellos se apostaron afuera a modo de vigilancia. Había música, bastante tránsito y gente en los bares. Hasta que de repente, sobre la una de la madrugada, uno de los agentes gritó a su compañera: “¡Cuidado!”. A él le dio tiempo a apartarse a un lado pero ella no pudo reaccionar.

“En ese momento miro al frente y lo que veo es el capó de un vehículo impactando en mis piernas. Me lleva por delante sin poder hacer nada. Acto seguido pierdo el conocimien­to. Lo siguiente que recuerdo es que estoy tumbada en el suelo, me falta un zapato, estaba sangrando por la cabeza. Tengo sangre en las manos. Miro a mi alrededor. Veo una señora en el suelo que no se movía y un coche volcado sin gente dentro. Veo unos individuos en el suelo con una especie de cinturones en el tórax”, comenzó a recordar la agente durante su testimonio ante el tribunal.

El coche que había volcado era el de los terrorista­s. “Había uno que no se movió y otros que se estaban levantando del suelo. Ahí es cuando me doy cuenta que es un atentado. Saco el arma de fuego y empiezo a disparar. Me quedo sin munición. Uno se pone delante y empieza a mover los brazos y a hablar. No le oía, me pitaban los oídos del impacto. Se dio media vuelta”, dijo con voz entrecorta­da. Entonces se preguntó por su compañero. No sabía si estaba vivo o muerto.

Cogió su emisora y avisó: “¡Atentado, atentado. Ha habido un tiroteo, necesito una ambulancia!”, avisó. “Había un silencio aterrador”, subrayó. Había gente sangrando, atacados con cuchillos.“pensé que me quedaba ahí muerta”, reconoció. Mientras tanto, su compañero abatió a cuatro de los terrorista­s. Fue él quien vio acercarse a un vehículo a gran velocidad hacia ellos. Del coche salieron varios individuos con chalecos adosados al cuerpo con cinta americana, y que sin duda parecían chalecos bomba. “Veo a uno de ellos que viene hacia mi corriendo con un hacha y grita allahu akbar (alá es grande). Me preparé y cuando lo tenía a pocos metros disparé. No sé ni cuántos cartuchos tenía. Vinieron otros tres y cuando los tuve encima disparé contra ellos”.

Cerca de donde estaban, otros agentes se enfrentaba­n a un quinto terrorista. “Le dimos orden de que se tumbara. Al vernos uniformado­s, se levantó y siguió andando hacia nosotros. Desobedeci­ó todas las órdenes, así que tomé la iniciativa de disparar y ordenar a la línea que disparara”, explicó uno de los jefes del operativo.

Una mosso arrollada por los terrorista­s en el paseo marítimo: “pensé que me quedaba ahí muerta”

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XAVI JURIO / ARCHIVO Muestras de solidarida­d en el paseo de Cambrils tras los atentados

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