Enfermos que superan el cáncer contra pronóstico alientan nuevas terapias
Un estudio analiza las alteraciones que hacen que algunos tumores desaparezcan
El glioblastoma es el tumor cerebral más agresivo, común y letal, y las personas a quienes se les diagnostica tienen una esperanza de vida media de 14 meses. Sin embargo, hay excepciones. Existe un grupo muy reducido de pacientes, uno de cada 10 aproximadamente, que tienen una supervivencia al menos tres veces mayor que el resto. Cuando reciben el tratamiento, sus tumores se reducen e incluso desaparecen contra todo pronóstico. Y eso no solo ocurre con el glioblastoma, sino también con otros tumores de estadio avanzado y extendidos, como los de mama, pulmón o páncreas, entre otros.
Durante años, ese fenómeno había sido un misterio para los médicos, que se referían de forma coloquial a estos pacientes como lázaro, en referencia al personaje bíblico que vuelve a la vida. Ahora, un estudio internacional, liderado por el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) y con participación del Institut de Recerca contra la Leucèmia Josep Carreras (IJC), ha logrado desvelar parte de ese enigma.
Han analizado las mutaciones y alteraciones genéticas y epigenéticas de 111 pacientes lázaro y sus resultados, publicados en la revista Cancer Cell, ofrecen datos para mejorar la efectividad de los tratamientos actuales de cáncer.
“Lo que hemos visto es que estas personas son afortunadas, porque el tumor que tienen ha acumulado por azar defectos genéticos y epigenéticos que hacen que sea hipersensible a los fármacos”, afirma el investigador Icrea Manel Esteller, director del ICJ.
En el estudio, en 26 casos fueron capaces de identificar cuatro alteraciones y mutaciones que explican el comportamiento de estos cánceres. Para empezar, hallaron defectos moleculares que impiden a la célula cancerosa reparar su material genético, por lo que al administrar fármacos dirigidos contra el ADN tumoral, las células malignas son incapaces de reparar los daños y mueren; en el artículo científico incluyen el caso de una persona con glioblastoma, viva 10 años después de haber sido tratada con el quimioterápico temozolomide, dirigido al ADN tumoral.
En segundo lugar, vieron que algunos tumores son adictos a determinadas vías celulares que, si se eliminan con fármacos, impiden al tumor seguir creciendo. Además, observaron que algunas mutaciones permiten que el sistema inmunitario active una respuesta de defensa muy eficaz con linfocitos B y células asesinas naturales. Y, por último, algunos cánceres se dividen y crecen muy lentamente, lo que explicaría que las personas que los padecen tengan una supervivencia media superior a la de otras con tumores similares.
“Esos cambios moleculares en el tumor pueden explicar por qué un fármaco funciona para unas pocas personas, pero no para la mayoría”, señala Esteller, para quien estos resultados abren una vía prometedora para mejorar los tratamientos para cánceres en estadios avanzados y metástasis. “Podríamos pensar en inducir otras alteraciones moleculares en el tumor para crear un paciente
Los pacientes ‘lázaro’ tienen una supervivencia al menos tres veces mayor que el resto
lázaro que respondiera muy bien a un tratamiento diseñado, por ejemplo, contra una vía celular”.
Aún así, de los 111 respondedores excepcionales del estudio, los investigadores no lograron averiguar qué sucedía en 85 casos. Los datos moleculares que obtuvieron no fueron suficientes para extraer conclusiones. “Solo hemos analizado expresión y mutaciones, pero no componentes celulares, modificaciones de ARN, proteómica y un largo etcétera”, reconoce Esteller, que añade que “incluyendo todo eso podríamos llegar a saber qué ocurre en el 50% de los casos lázaro”. De hecho, ese es el siguiente paso de este equipo de investigadores, ampliar la muestra de pacientes y analizar más marcadores que permitan obtener resultados que extrapolar a la población general.