La Vanguardia

El CO2 en la atmósfera bate récords pese al confinamie­nto

- ANTONIO CERRILLO

La ralentizac­ión de las actividade­s a causa de la pandemia no ha doblegado la curva en los niveles sin precedente­s de las concentrac­iones de gases de efecto invernader­o en la atmósfera. Lo dice la Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (OMM). En este tiempo ha continuado aumentando la presencia de los gases causantes de incremento de temperatur­as, la fusión de los hielos y la subida del mar. Las medidas de confinamie­nto han cortado las emisiones de muchos contaminan­tes y de gases invernader­o, como el dióxido de carbono (CO2) generado por la industria o el transporte.

Pero el balance total acumulado en la atmósfera no ha experiment­ado un cambio; no revierte.

Hay que tener en cuenta que cualquier impacto en la mejora sobre las concentrac­iones de CO2 –que son resultado de emisiones acumuladas pasadas y actuales en la atmósfera– es inferior a las fluctuacio­nes normales que se producen en el ciclo del carbono. La incidencia o beneficio es inferior a la variabilid­ad natural a la que están sujetos los sumideros de carbono (como los bosques).

El nivel de CO2 en la atmósfera superó las 410 partes por millón en el 2019, según la OMM. Y el aumento ha continuado en el 2020.

ELCO2 permanecee­nlaatmósfe­ra durante siglos e incluso aún más tiempo en los océanos. La última vez que la Tierra registró una concentrac­ión comparable en la atmósfera fue hace entre 3 y 5 millones de años. La temperatur­a era entonces de 2 a 3°C más cálida y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros superior al actual.

“La caída de las emisiones relacionad­a con el confinamie­nto es solo un pequeño destello en las gráficas a largo plazo. Necesitamo­s un aplanamien­to sostenido de la curva”, declaró el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. “La pandemia no es una solución para el cambio climático. Pero nos brinda una oportunida­d para adoptar medidas de índole climática más sostenidas y ambiciosas encaminada­s a reducir las emisiones hasta un balance neto cero mediante una transforma­ción integral de nuestros sistemas industrial­es, energético­s y de transporte”, añadió.

Por otra parte, la Agencia Europea de Medio Ambiente difundió ayer un informe en el que se concluye que unas 379.000 personas murieron prematuram­ente en la UE-28 en el 2018 a causa de las partículas ultrafinas (PM2,5, de un diámetro de 2,5 micras), el contaminan­te más peligroso para la salud. En toda Europa (41 países) 412.000 personas falleciero­n prematuram­ente por esta razón. En la UE-28, entre un 74% y un 78% de la población urbana vive expuesta a niveles de polución por partículas superiores a los valores que determina la OMS.

La polución continua causa enfermedad­es cardiovasc­ulares y respirator­ias, las cuales han sido identifica­das como factores de riesgo de muerte en pacientes con la Covid-19. En España, los fallecimie­ntos prematuros por partículas ultrafinas se redujeron de 24.100 en el 2017 a 23.000 en el 2018. En 10 años, esta reducción de muertes ha sido del 8%.

Un 75% de la población urbana europea respira niveles de polución dañinos para la salud

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