El CO2 en la atmósfera bate récords pese al confinamiento
La ralentización de las actividades a causa de la pandemia no ha doblegado la curva en los niveles sin precedentes de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Lo dice la Organización Meteorológica Mundial (OMM). En este tiempo ha continuado aumentando la presencia de los gases causantes de incremento de temperaturas, la fusión de los hielos y la subida del mar. Las medidas de confinamiento han cortado las emisiones de muchos contaminantes y de gases invernadero, como el dióxido de carbono (CO2) generado por la industria o el transporte.
Pero el balance total acumulado en la atmósfera no ha experimentado un cambio; no revierte.
Hay que tener en cuenta que cualquier impacto en la mejora sobre las concentraciones de CO2 –que son resultado de emisiones acumuladas pasadas y actuales en la atmósfera– es inferior a las fluctuaciones normales que se producen en el ciclo del carbono. La incidencia o beneficio es inferior a la variabilidad natural a la que están sujetos los sumideros de carbono (como los bosques).
El nivel de CO2 en la atmósfera superó las 410 partes por millón en el 2019, según la OMM. Y el aumento ha continuado en el 2020.
ELCO2 permaneceenlaatmósfera durante siglos e incluso aún más tiempo en los océanos. La última vez que la Tierra registró una concentración comparable en la atmósfera fue hace entre 3 y 5 millones de años. La temperatura era entonces de 2 a 3°C más cálida y el nivel del mar era entre 10 y 20 metros superior al actual.
“La caída de las emisiones relacionada con el confinamiento es solo un pequeño destello en las gráficas a largo plazo. Necesitamos un aplanamiento sostenido de la curva”, declaró el secretario general de la OMM, Petteri Taalas. “La pandemia no es una solución para el cambio climático. Pero nos brinda una oportunidad para adoptar medidas de índole climática más sostenidas y ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones hasta un balance neto cero mediante una transformación integral de nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte”, añadió.
Por otra parte, la Agencia Europea de Medio Ambiente difundió ayer un informe en el que se concluye que unas 379.000 personas murieron prematuramente en la UE-28 en el 2018 a causa de las partículas ultrafinas (PM2,5, de un diámetro de 2,5 micras), el contaminante más peligroso para la salud. En toda Europa (41 países) 412.000 personas fallecieron prematuramente por esta razón. En la UE-28, entre un 74% y un 78% de la población urbana vive expuesta a niveles de polución por partículas superiores a los valores que determina la OMS.
La polución continua causa enfermedades cardiovasculares y respiratorias, las cuales han sido identificadas como factores de riesgo de muerte en pacientes con la Covid-19. En España, los fallecimientos prematuros por partículas ultrafinas se redujeron de 24.100 en el 2017 a 23.000 en el 2018. En 10 años, esta reducción de muertes ha sido del 8%.
Un 75% de la población urbana europea respira niveles de polución dañinos para la salud