Lo que está en juego
Es curioso observar que, con lo mal que está el Barça, existan tantas candidaturas dispuestas a presentarse a una presidencia de guillotina fácil. El nivel crítico con cualquier gestión, por mínima que sea, se ha disparado en las últimas épocas. La agresividad personal en las redes sociales llega a límites insospechados. El aval es el más alto de la historia (120 millones de euros). Según los propios precandidatos se han encargado de proclamar en todos los medios, la situación económica es muy frágil, la deportiva incierta y la social remontable. ¿Por qué se presentan tantos? El Barça es una institución muy apetecible.
Al final están en juego muchas cosas, pero para el próximo presidente hay tres cuestiones clave. La primera será gestionar el adiós de Messi. Primero deberá decidir si lo renueva y cómo, y después, en un mandato de seis años, en algún momento deberá despedirse de los terrenos de juego y el candidato que salga en las elecciones deberá lidiar con ello. Segundo, tendrá que ser un gran gestor económico en época de vacas flacas, con un club acuciado por las pérdidas de la pandemia. No valdrán solo las declaraciones florales, la verborrea populista o los conceptos comunicativos diseñados en gabinetes de comunicación. Habrá que meterse en la primera línea de la trinchera y será necesario un conocimiento, más allá del que tenga el mejor ejecutivo. No es una mera cuestión contable. Es necesaria una buena estrategia y capacidad suficiente para llegar a acuerdos en momentos difíciles. Al presidente del Barça siempre se le ha elegido por la ilusión que ha generado, pero ahora además deberá esgrimir solidez, porque la sociedad reclama
El nuevo presidente del Barça deberá liderar con el adiós de Messi, ser un gran gestor y mantener la independencia
algo más que el fichaje de un jugador estrella, que siempre, eso sí, será bienvenido.
Y tercero, el nuevo presidente deberá asegurar la independencia del FC Barcelona de todos los poderes fácticos. De los políticos, pero también de los económicos y los mediáticos y, al mismo tiempo, recuperar niveles de influencia que se han perdido por el camino con tanto desgaste por las crisis semanales imparables e interesadas.
Hay dos cuestiones más allá de la gestión que los socios del Barça valoran altamente a la hora de votar un presidente: que sea futbolero y muy barcelonista. Son ingredientes indispensables, aunque no hace falta que las elecciones se conviertan en un Trivial permanente. Todos los presidentes han querido lo mejor para el Barça y los socios siempre han elegido bien, aunque en ocasiones los resultados no hayan acompañado. Hoy seguramente habrá que guardar los votos más impulsivos y reflexionar antes de ir a las urnas.