El Barça del futuro se exhibe en Kíev (0-4)
El Barça ya está en octavos tras golear en Kíev con jóvenes y suplentes
Fiel a su cita habitual con los cruces de la Champions, el Barça se metió en octavos de final por la vía rápida. Lo hizo tras someter con solvencia al Dinamo de Kíev con un once repleto de suplentes y de savia nueva. Los chavales y los menos habituales se bastaron y sobraron para imponer su ilusión y en una segunda parte muy eficaz le dieron al Barcelona su cuarta victoria en cuatro partidos en el torneo. Todo lo contrario que en la Liga. Dest, brillante, abrió un marcador que amplió con dos goles Braithwaite. Ellos fueron dos de los nombres propios de la noche junto con Mingueza, que, en su puesta de largo en el primer equipo, enseñó seguridad y agallas. El partido también quedará como el del debut en Europa de Riqui Puig y como el del estreno de Konrad y del desconocido Matheus Fernandes. Griezmann redondeó el marcador con el cuarto tanto para convertirlo en goleada.
A las ocho ausencias, entre lesionados y descansos, Koeman sumó otro trío de sorpresas. Al banquillo Griezmann, Dembélé y Alba y al tapete Braithwaite, Trincão y Junior. Una alineación revolucionaria.
Por eso pedir a un equipo con jugadores tan inhabituales que hiciera un encuentro superlativo de principio a fin era esperar demasiado. Había que exigirles ritmo, predisposición y buena voluntad. Y eso lo enseñaron en el Olímpico de Kíev. Los mejores detalles, en cuanto a calidad, llevaron la firma de entrada de Pedri en la mediapunta y de Coutinho partiendo desde la izquierda. Ausente Messi, Coutinho, sin alardes, procuró liderar la ofensiva y fue de los pocos que probó el disparo en un primer acto en el que al Barcelona le faltó más mordiente ofensivo. Un déficit que cambiaría tras el paso por los vestuarios, cuando el equipo fue cogiendo confianza a la par que caían los goles. Nadie mejor que Dest, un galgo incansable, como ejemplo de esta transformación.
El Barça se manejó con el balón con orden y de manera aseada. Académicamente las triangulaciones fueron correctas. Destacó en el traslado del balón Aleñá. Nunca se complicó la vida y jugó sencillo y fácil, más que Pjanic, al que se le nota inadaptado a su nuevo equipo. El Barcelona llegaba bien a tres cuartos de campo pero ahí le faltaba un punto de desborde y más imaginación. Tiraba centros por la derecha Dest y subía, con más dudas, Junior por la izquierda. Pero Braithwaite no terminaba de entrar en juego, aunque cuando lo hizo, ya en la segunda mitad, fue determinante.
Sin la pelota el Barcelona apenas sufría pues el Dinamo era inofensivo, bastante más que en el Camp Nou. Apenas tuvo que aparecer en un par de oportunidades Ter Stegen y sin que la situación fuera muy peligrosa. Mientras, Mingueza se mostraba entusiasta y expeditivo en el cuerpo a cuerpo ante esta ocasión que las circunstancias le brindaban
LOS REALIZADORES
Dest, un galgo, abrió el marcador, que se completó con dos goles de Braithwaite y uno final de Griezmann
UN DEBUT COMPLETO
El central Mingueza se estrenó con acierto, seguridad y solvencia: no cometió ni un error
y hasta intervenía de manera decisiva para evitar un remate franco de Verbic, al inicio de la reanudación.
Koeman disponía de piezas más contrastadas a las que recurrir pero antes de introducir cambios se abrió el marcador. Pedri controló un balón en la corona del área, allá donde se mueve de fábula, levantó el radar y vio el desmarque de Braithwaite. El danés no controló muy bien pero por allí apareció de manera supersónica Dest para hacerse con el balón y rematar cruzado a la red. Primer gol del estadounidense como barcelonista y una buena inyección de confianza para el equipo, que puso más tierra de por medio poco después.
Aleñá botó un córner al primer palo, se elevó Mingueza para prolongar de cabeza y en el segundo emergió Braithwaite para encontrar las mallas. En el saque de esquina número 85 de la temporada llegó el gol de pizarra puesto que hasta
ahora el Barcelona sólo había marcado, a balón parado, de penalti.
La situación se había puesto muy de cara y Koeman repartió otro caramelo haciendo debutar, por fin, en la Champions a Riqui Puig. Junto al canterano entraron Griezmann y Alba, por Lenglet, lo que llevó a Junior a jugar de central experimental casi media hora.
El Dinamo ya había levantado la bandera blanca y Braithwaite fue objeto de un claro penalti que él mismo transformó con seguridad en el tercero de la noche. Un doblete del danés, una cuestión sorprendente. Aunque no tanto como el estreno, como barcelonista, del brasileño Matheus Fernandes, el expediente X del mercado de fichajes blaugrana. Un jugador que no ha sido ni presentado. La política de rotaciones de Koeman, que también dio entrada a Konrad, funcionó de maravilla. Victoria, pleno en la Champions, y clasificados para octavos.