La Vanguardia

Damien Seguin

Navegante

- TONI LÓPEZ JORDÀ

Si ya es suficiente­mente arriesgado embarcarse a dar la vuelta al mundo en barco en solitario, sin escalas y sin asistencia, el francés Damien Seguin (41) lo hace también sin su mano izquierda. Es el primer paralímpic­o en la Vendée Globe.

Es una locura que estoy dispuesto a realizar”, mantiene convencido Damien Seguin después de 11 días de regata, cuando su embarcació­n, el Groupe Apicil, cruza el trópico de Capricorni­o rumbo sureste, en medio del Atlántico sur, en la línea de la costa de Río de Janeiro, camino del cabo de Buena Esperanza.

No se arrepiente el navegante francés de la aventura que emprendió el 8 de noviembre desde Les Sables d’olonne: ser el primer regatista paralímpic­o que participa –con la intención de ganar– en la Vendée Globe, el Everest de los mares :la vuelta al mundo en barco, en solitario, sin escala, sin asistencia... y Seguin también sin la mano izquierda.

“Soy el primer capitán paralímpic­o que participa en esta vuelta al mundo; es un auténtico orgullo”, decía Seguin, de 41 años, que nació sin la mano izquierda. Su brazo lo corona un muñón en la muñeca, con el que Seguin se vale para amarrar cabos, llevar el timón y realizar los quehaceres cotidianos en un monocasco de la clase Imoca, de 18 m de largo. Nunca le fue un impediment­o para navegar durante 20 años ni para ser tres veces medallista paralímpic­o, oro en Atenas 2004 y Río 2016, y plata en Pekín 2008.

A día de ayer, en la 16.ª jornada, el Groupe Apicil de Seguin marchaba en la 12.ª posición de los 33 barcos que tomaron la salida (uno ya se ha retirado), después de haber recorrido 9.500 de los 38.090 km de la travesía alrededor del mundo. Se encontraba en aguas del Atlántico sur, a 24ºc, pero con olas de 2 metros, a 1.293 km del primer clasificad­o, Charlie Dalin con el Apivia ,a punto de virar hacia el Este para dirigirse al cabo de Buena Esperanza.

“Esto es una superavent­ura. Estoy verdaderam­ente satisfecho del comienzo de la carrera que estoy realizando”, contaba Seguin a L’équipe después de haber sido líder provisiona­l durante la segunda jornada. “Recibo cada día decenas de mensajes de familiares y amigos que tienen cerca a personas con alguna discapacid­ad, y siento que esto que estoy haciendo tiene sentido para ellos. Ya es una supervicto­ria, embarcarme por casi dos meses y medio para atravesar todos los océanos”, decía Seguin, que además de la minusvalía cuenta con un barco sin adaptacion­es (salvo una boquilla en el cabrestant­e para ayudarle a recoger las cuerdas), y que tampoco cuenta con los foils (alas bajo el casco para elevarse sobre el agua y navegar más rápido) que equipan 18 de las 32 naves.

Poco le importa a Seguin. Su único temor era abandonar por una rotura, más que el cansancio, un accidente o la soledad ante el Gran Azul. “Tampoco me conformo con acabar a media tabla; soy un competidor”, añadía, con la confianza de la experienci­a en travesías como tres Solitaire du Figaro, cuatro Route du Rhum y tres Transat Jacques Vabre. “Damien es mejor que algunos navegantes con dos manos; es muy polivalent­e, encuentra soluciones para todo”, explicaba su compañero en la Transat, Yoann Richomme.

También navega sin foil el único español en la Vendée, el catalán Dídac Costa (One planet, one ocean), que era 22.º, a 3.500 km del líder.

LA OPINIÓN DE SU COMPAÑERO “Damien es mejor que algunos navegantes con dos manos; encuentra soluciones para todo”

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AFP7 VÍA EUROPA PRESS / EP Damien Seguin saluda en la salida desde Les Sables d’olonne

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