Pedro y Pablo
Vacunas a partir del mes de febrero, con un plan único de vacunación para toda España. Votos de sobra para aprobar los presupuestos generales del Estado del 2021. Organigrama de gestión de las ayudas europeas, controlado directamente por la presidencia del Gobierno. Buena relación con empresarios y sindicatos, dispuestos a seguir llegando a acuerdos. Un nuevo cuadro internacional más esperanzador y más amable, en principio, tras la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Puntos de sutura a las últimas y alarmantes fisuras en la coalición gubernamental Psoeunidas Podemos. Elecciones a la vista en Catalunya sin el dramatismo del 2017, con el independentismo muy dividido y con cierto margen de maniobra para intervenir en una realidad política que seguirá siendo crítica durante muchos años, pese al creciente cansancio de la sociedad catalana. El líder de la oposición, de nuevo obligado a competir con Vox para evitar que el partido de la extrema derecha le sobrepase en Catalunya,
cosa que podría suceder. Sondeos sorprendentemente estables pese a la gravedad de la crisis económica y social que ha traído consigo la epidemia.
Este es el almanaque de Navidad de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Si se lo cuentan a finales de mayo, no se lo creen. Era imposible imaginar esta recta final del año el día en que el duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil, tomó posesión de uno de los debates más cruentos que se recuerdan en el Congreso de los Diputados, tras el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos.
El Gobierno que, según diversos augures capitalinos, tenía que morir abrasado este invierno parece que tiene tres años por delante, con algunas posibilidades de sacar al país del hoyo en el que se encuentra.
No es del todo seguro que lo consigan, dada la magnitud de la tragedia, la intensidad de los desacuerdos y la hondura de las dificultades, pero cuentan con posibilidades reales de aproximarse a ese objetivo: las vacunas dibujan un horizonte esperanzador, las elecciones norteamericanas tienden a frenar la prepotencia del autoritarismo populista, pudiendo propiciar un contexto internacional más favorable, y la cuantía de las ayudas permite dibujar una expectativa de recuperación, si las cosas se hacen bien. Hay margen para cierto optimismo a medio plazo.
Hace unos meses ese margen no existía y empezaron a urdirse maniobras para empapelar judicialmente al Gobierno. Una vez empapelado, se le habría empujado a convocar elecciones en los primeros meses del 2021 previo acuerdo de unión nacional para aprobar los presupuestos. Si ese diseño hubiese triunfado, Sánchez sería hoy un cadáver político y el PSOE estaría condenado a jugar un papel subalterno en una política de concentración nacional, que volvería a complicar la situación en Catalunya, con tensiones adicionales en el País Vasco, más una previsible recuperación electoral de Unidas Podemos por encima del 15%. Regreso a junio del 2016, con un país muy maltrecho.
La aprobación de los presupuestos con la mayoría de la investidura es un hecho político relevante. Antes de certificar la victoria táctica a Iglesias en este punto, habrá que verificar cuál es el voto final de Ciudadanos a los presupuestos, su resultado en las elecciones catalanas y su relación con los socialistas en los próximos meses.
¿Horizonte del todo despejado? Todavía no. El veto de Hungría y Polonia a los fondos europeos va en serio y no será fácil de resolver en las próximas semanas. Hay mucha cautela en la diplomacia alemana.
El horizonte empieza a despejarse con una severa incógnita: el veto de Hungría y Polonia a las ayudas