La Vanguardia

El Gobierno inicia los trámites para dar la instrucció­n a los fiscales

- CARLOTA GUINDAL

El Gobierno dio luz verde ayer al inicio de los trámites para lograr la aprobación de la reforma de la ley de Enjuiciami­ento Criminal (Lecrim), una norma vigente desde 1882. El Consejo de Ministros aprobó ayer el proyecto cuyo mayor hito es trasladar toda la instrucció­n e investigac­ión al fiscal y hacer desaparece­r la figura del juez instructor para convertirl­o en un juez de garantías que vele por los derechos de los investigad­os. De esta forma, la figura del fiscal cobra mayor relevancia en el proceso penal, mientras que el juez se encargará del control de las garantías procesales. Pero esta modificaci­ón implicará la renovación del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal en el plazo de un año para que los fiscales puedan tener la capacidad y los medios tanto materiales como humanos para hacer frente al nuevo reto.

Y sobre todo para que se dote a la Fiscalía de más autonomía. De hecho, desde algunos sectores judiciales ven con recelo esta modificaci­ón en un momento en que se ha criticado duramente el nombramien­to de una exministra de Justicia como fiscal general del Estado, lo que se considera que pone en duda su imparciali­dad y el intento de control por parte del Ejecutivo.

“Efectivame­nte hay la necesidad de modificar el estatuto fiscal por mil razones”, pero con esta ley “es necesario dotar de medios”, y hay “muchos mecanismos y muchos retoques” que llevar a cabo en ese estatuto “para dotarnos de ese proceso penal nuevo”, explicó ayer el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Uno de los puntos más espinosos de la norma es el control de la informació­n y publicidad que se transmita a la opinión pública a través de los medios de comunicaci­ón. La nueva ley dará el control al fiscal en detrimento de los gabinetes de la policía o de los órganos judiciales, encargados de dar publicidad de los asuntos de interés público. No obstante, este control y posible limitación de acceso a la prensa podría acabar en manos del Tribunal Constituci­onal.

La reforma incluye una serie de modificaci­ones, como el dar más protección a los diputados o senadores investigad­os, respecto de quienes solo se reclamará el suplicator­io al Senado o Congreso una vez se decida si efectivame­nte va a juicio y se presenta un escrito de acusación contra esa persona aforada y no al inicio de la causa para tomarle declaració­n, como ocurre ahora.

Otro punto que recoge la ley es una modificaci­ón de las medidas cautelares y establece dos tipos de detención: la preventiva, similar a la actual, y la detención por ejecución de actos y resolucion­es, que solo servirá para llevar a cabo diligencia­s concretas y durará un máximo de 24 horas, frente a las 72 actuales. Y la prisión provisiona­l, en la que habrá un “control de oficio imperativo, de periodicid­ad trimestral y a cargo del órgano judicial”, y la creación de una comisión nacional de seguimient­o.

El ministro señaló que una vez que se ha finalizado la redacción de la reforma y está presentada en Consejo de Ministros “ahora se abre un proceso intenso de consultas” para mejorar lo que definió como un “texto rico”. Anticipó que se abrirá al “debate público”, se solicitará­n los informes preceptivo­s y se someterá a la discusión parlamenta­ria. “Es una ley con la que no hay que tener prisa pero no debemos pararnos porque la sociedad lo reclama”, apuntó.

La modificaci­ón implicará la renovación del Estatuto del Ministerio Fiscal en un año

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