La Vanguardia

¡Pues ahora no me vacuno!

- Joaquín Luna

Oé, oé, oé. Campeones, campeones. Somos los mejores. Ahora que se atisban vacunas contra la Covid-19, nos venimos arriba y ya hay quien grita al mundo, a la OMS y a las farmacéuti­cas pérfidas: que se ponga la vacuna su padre.

Lo que nos faltaba ha llegado. ¡El cuñadismo científico!

Ya tenemos los primeros síntomas: cómo discutir de un asunto científico sin tener ni puta idea de ciencia. ¿Hay acaso algo más español, nostrat o quinielíst­ico?

Parecemos especialis­tas en convertir buenas noticias en tanganas sociales y, de paso, actualizar aquel cuento de la familia andaluza que planta un olivo y a los cinco minutos se tira los platos a la cabeza por si sus frutos servirán para elaborar aceite o vender aceitunas.

Gracias a las tertulias mediáticas, el mundo está al alcance de todos los españoles. Con alegría, saber y torería, decenas de opinadores pontifican sobre las vacunas, convencido­s de que así prestan un servicio público y democratiz­an el debate de modo que hasta el repartidos del butano se ve impelido a dar su opinión sobre Pfizer, la vida oculta de las bacterias o las intencione­s de Sánchez o Paquito el Chocolater­o.

¡A mí Ramón y Cajal, que los arrollo! ¡Que inventen ellos, Severo, que yo no me vacuno! ¡Más vale honra sin vacuna que vacuna sin honra!

A tan acendrado espíritu de la formación nacional, hay que añadir ese saber económico podemita, que impregna parte de la sociedad. ¡Las farmacéuti­cas se van a forrar! No te jode. Ojalá se forren. Y se lleven muchos euros a casa.

¿Cuántos siglos necesitarí­a una administra­ción pública en este país (Catalunya inclusive) antes de acordar el pliego de condicione­s saludables, sociales y sostenible­s para pasar a la fase dos en la elaboració­n de una vacuna contra la Covid-19?

Gracias al pastón en juego y a que los clientes no son los negritos del África tropical, las farmacéuti­cas están ultimando en tiempo récord la producción de vacunas para rescatar del pánico a nuestra sociedad, infantilme­nte incapaz de convivir con un virus cabrón y caprichoso.

A mí, que lo hagan por dinero, filantropí­a o para impresiona­r a una luxemburgu­esa me la trae al pairo. Yo lo que quiero es volver a la barra de un bar de noche, ir al fútbol los domingos y al sexo con o sin amor. Recuperar mi individual­ismo y mis miserias. Vivir, vivir y vivir.

¡Que cene a las siete su tía!

Ahora que se atisba la vacuna, nos venimos arriba y lo convertimo­s en un problema

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain