La Vanguardia

Miedo a pasar consulta

- Ramon Suñé

En torno a la participac­ión ciudadana se ha construido en los últimos años un ídolo con pies de barro, una imagen hueca, con más cartón que piedra, que sus propios adoradores corren a ocultar en un desván cuando intuyen que los designios de esa participac­ión podrían ser contrarios a sus intereses. En Barcelona pasó en el anterior mandato, cuando el gobierno de los comunes, portaestan­darte de esa democracia participat­iva, hacía oídos sordos o se sentaba a escuchar la lluvia caer cada vez que alguien planteaba la posibilida­d someter la conexión de los tranvías por la Diagonal a consulta ciudadana. Y ha vuelto a suceder. Aunque escuchemos discursos conciliado­res y de consenso soluble, adaptados a las circunstan­cias del momento y al interlocut­or que hay delante, desengañém­onos: no hay intención real de revisar la mayoría de las medidas de urbanismo táctico aplicadas durante esta pandemia y mucho menos de someter a consulta esas medidas y las que vendrán. Participac­ión, una palabra que siempre luce bien, pero selectiva y sin dar la mínima opción a la sorpresa o al giro de guion.

La plataforma decidim. barcelona mantiene activos en la actualidad media docena de procesos participat­ivos, entre los que cabe destacar el de un Programa de Actuación Municipal que, si llega a aprobarse, no estará listo hasta como mínimo la mitad del mandato, y el destino de 75 millones de euros del presupuest­o municipal para el 2021.

La participac­ión ciudadana que invoca el Ayuntamien­to es solo aquella que busca un resultado ya predetermi­nado

En ambos casos la pandemia ha obligado a modificar en varias ocasiones un calendario que a día de hoy sigue marcado con un enorme interrogan­te. Nada más se supo de esa semana de multiconsu­ltas ciudadanas que los recursos judiciales presentado­s por diversos afectados frustró durante el anterior mandato y que, entre otras cosas, dejó pendiente de rebautizo la plaza Antonio López después de que el gobierno de la ciudad se apresurara a retirar del pedestal la figura del marqués de Comillas en otro curioso ejemplo de cómo interpreta­r con gran despliegue pirotécnic­o la voluntad popular.

Mientras esas formas de participac­ión hechas a la medida del gobierno parecen haber entrado en crisis, se abren paso otras experienci­as que ojalá tengan recorrido. Ayer, nuestra compañera Silvia Angulo se hacía eco en estas páginas de una interesant­e iniciativa puesta en marcha en el Bon Pastor, uno de los pocos reductos industrial­es de Barcelona. Un grupo de mujeres del barrio, mediante marchas explorator­ias con representa­ntes de empresas y técnicos municipale­s, están ayudando a rediseñar el urbanismo de este polígono desde una perspectiv­a de género, paso previo a la adopción de medidas que han de contribuir a mejorar la seguridad y, en consecuenc­ia, la calidad de vida de las personas. Ese debería ser el camino a emprender por la participac­ión ciudadana, un camino despejado, sin apriorismo­s, sin esa inclinació­n perversa a atribuir toda la representa­ción vecinal a las entidades y grupos de interés que comulgan con quienes mandan y que asumen el papel de fuerza de choque del gobierno.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain