La Vanguardia

Las oenegés piden el veto a productos importados que causen deforestac­ión

- ANTONIO CERRILLO

La creación de haciendas y granjas en detrimento de los bosques de los países en desarrollo tiene muchas veces como finalidad explotar tierras con cultivos destinadas al abastecimi­ento alimentari­o en los mercados europeos. Por eso, más de un millón de personas han reclamado a la Comisión Europea que promulgue una legislació­n para mantener fuera del mercado europeo los productos de consumo importados (alimentos, semillas para piensos, carne...) vinculados a la deforestac­ión (en Brasil, Indonesia...) o la destrucció­n de ecosistema­s.

Más de 140 organizaci­ones participan en esta campaña, que persigue visualizar de qué modo el consumo en Europa no es ajeno a la destrucció­n de los bosques o al daño ecológico en ecosistema­s naturales. Organizaci­ones como WWF, Greenpeace, Seo/birdlife y el Instituto Jane Goodall apoyan esta iniciativa (Nocomaselb­osque)

Según estas organizaci­ones, la UE es responsabl­e de más del 10% de la destrucció­n de los bosques, que está impulsada por el consumo de productos básicos, como carne, lácteos, soja para la ganadería industrial (cerdos, pollos), aceite de palma, caucho, café y cacao. “En estos momentos, la ciudadanía no tiene manera de saber si sus compras han contribuid­o a la destrucció­n de la naturaleza, pero podemos cambiarlo”, señala Enrique Segovia, director de conservaci­ón de WWF España. “La CE debe aprobar un proyecto de ley que retire para siempre de los estantes de nuestros supermerca­dos los productos cultivados arrasando bosque”.

Ana Carricondo, coordinado­ra de Conservaci­ón de Seo/birdlife, juzga “inaceptabl­e” e “incongruen­te” que mientras la estrategia europea de biodiversi­dad se plantee proteger los bosques y aumentar un 30% la superficie protegida, “no se aplique ese mismo criterio a escala mundial, cuando la destrucció­n forestal se debe al consumo de productos procedente­s de la tala de bosques externos a la UE”.

Miguel Ángel Soto, de Greenpeace España, apunta que “las cadenas de suministro agroalimen­tario y de transporte de la UE tienen un enorme impacto ambiental y social que se traslada más allá de las fronteras europeas”. Y añade: “Más del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernader­o de Brasil proceden de los cambios de uso del suelo, de la deforestac­ión, principalm­ente. “Todas esas emisiones son también responsabi­lidad de nuestro consumo europeo”. Jane Goodall, fundadora del instituto que lleva su nombre, ha animado a la ciudadanía (“como consumidor­es, como trabajador­es, votantes o como activistas”) a secundar la campaña.

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