Los únicos responsables
Casi diez meses arrastrando arriba y abajo la pandemia es tiempo suficiente para que la ciudadanía haya adquirido un amplio conocimiento y responsabilidad para autoaplicarse normas de conducta estas Navidades y no estar pendiente de lo que dicte la Administración. El tema central hoy en todas las conversaciones se refiere a cómo vamos a pasar el inminente puente de la Purísima y como se celebrarán las fiestas navideñas. Saber hasta adónde se puede ir, cuantos familiares se podrán sentar en el comedor y hasta qué hora habrá toque de queda. Como en una novela de ciencia ficción, todo el mundo está pendiente de lo que acabe dictando el Gran Hermano que, en el caso que nos ocupa, no es una sino muchas administraciones que van haciendo cada una la guerra por su cuenta. Ayer mismo, el Gobierno central anunció que permitirá las visitas a familiares o allegados de otras comunidades por Navidad, pero algunas comunidades se reservan la aplicación de esta medida, y seguramente no dejarán a sus ciudadanos que salgan de su ámbito regional.
Además, las decisiones gubernativas no se basan en un capricho de algún funcionario, sino están razonadas por la evolución de la pandemia. Y, como sucede después de cada desescalada, los índices han vuelto a empeorar por lo que el debate existente hoy, a primeros de diciembre, puede ser intrascendente si la tendencia negativa se va consolidando. No habrá otra que extremar las prohibiciones en Navidad.
La respuesta, por tanto, está en cada uno de nosotros. Ya sabemos que el hombre (ahora hay que añadir también y la mujer) es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Y parece que estemos empeñados en darnos porrazos contra el pedrusco una y otra vez. Hay que extremar la prudencia y el cuidado, más allá de lo que dicten los permisos gubernativos. La tercera oleada nos espera en enero y dependerá de como actuemos durante estos próximos días para evitar nuevas medidas de confinamiento. A veces olvidamos que seguimos en estado de alarma. Quizás más que estar pendiente de lo que dicte la Administración, hemos de ser prudentes en nuestras decisiones. Ahora más que nunca, la responsabilidad es toda nuestra.