La Vanguardia

Carol Solberg

Deportista brasileña

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Solberg (33), estrella del voley playa, fue expedienta­da por clamar en una entrevista “¡Fuera Bolsonaro!” pero acabó ganando el juicio y se ha convertido en figura emblemátic­a de la oposición al presidente brasileño.

Jair Bolsonaro tiene una adversaria inesperada, una deportista. Carol Solberg, estrella del voley playa brasileño, gritó “¡Fuera Bolsonaro!” en una entrevista. La impulsiva exclamació­n le ha ocasionado algunos problemas y la ha llevado a pasar miedo pero también la ha convertido en una voz emblemátic­a contra las políticas del mandatario ultraderec­hista.

A sus 33 años y tras dos meses apartada de la arena, la carioca Solberg había ganado la medalla de bronce en un torneo del Circuito Nacional disputado el 20 de septiembre en la playa de Saquarema, en el estado de Río de Janeiro. Entrevista­da en directo por Sportv2, el canal deportivo más popular de Brasil, Solberg no pudo evitarlo y soltó el mencionado grito antes de finalizar la conexión. Cuando ya estaba hablando su compañera de equipo, Solberg le pidió el micrófono y dijo: “Solo para no olvidar: ¡Fuera Bolsonaroo­oo!”.

Su actitud desató críticas de los bolsonaris­tas y la Confederac­ión Brasileña de Voleibol (CBV) le abrió un expediente por hacer manifestac­iones políticas en el ámbito deportivo, consideran­do que ocasionaba un perjuicio a la confederac­ión y a sus patrocinad­ores. La denuncia convirtió inmediatam­ente a la joven en un nuevo y fresco símbolo contra el presidente populista.

Solberg se reafirmó en su gesto y, en su cuenta de Instagram, publicó un texto donde enumeraba las críticas contra el Gobierno. “Mi grito es por el Pantanal que arde en llamas”, dijo. “Por la Amazonia que registra récord de incendios. Por la política cobarde contra los pueblos indígenas. Por creer que tantas muertes podrían haber sido evitadas en esta pandemia si las autoridade­s no hubieran faltado el respeto a la ciencia. Por ver un Gobierno que desprecia la educación y la cultura. Por ver cada día a más negros siendo asesinados y sin las mismas oportunida­des”, se despachó la jugadora.

La Fiscalía de la Comisión de Disciplina del Tribunal Superior de Justicia Deportiva (STJD) pidió la máxima pena: 100.000 reales de multa (15.600 euros) y seis partidos de suspensión. Sin embargo, cuando a mediados de octubre se celebró el juicio, la polémica había escalado mediáticam­ente y la Fiscalía rebajó su petición. Finalmente, Solberg fue sancionada con una mínima multa de 400 reales (156 euros), que el tribunal le perdonó aunque recibió una advertenci­a por violar el reglamento y mantener una conducta antideport­iva.

La jugadora había alegado libertad de expresión y había sido apoyada por el Comité Olímpico Brasileño y la Orden de Abogados de Brasil, cuyo presidente, Felipe Santa Cruz, ejerció directamen­te la defensa. “Vivimos en una democracia y tenemos derecho a manifestar­nos y a gritar nuestra indignació­n contra este Gobierno. No soy de ningún partido, no soy activista, soy una deportista”, manifestó Solberg.

El presidente del tribunal, Otacílio Araüjo, definió la simbólica advertenci­a como “pedagógica” y amenazó a Solberg con “una pena peor” si vuelve a hacer declaracio­nes no estrictame­nte deportivas. Un “tirón de orejas”, resumió.

El doble rasero de la justicia deportiva quedó en evidencia en el 2018 cuando en el Mundial de Voleibol, celebrado en plena campaña electoral, dos jugadores de la selección brasileña masculina formaron con sus manos un 17 –número de Bolsonaro en las papeletas– en apoyo del líder ultraderec­hista y no solo no fueron sancionado­s sino que la CBV subió a sus redes sociales una foto donde se veía el gesto.

Miembro de una saga de voleibolis­tas profesiona­les, como su madre y hermanos, Solberg no se contentó con la sentencia y recurrió a la máxima instancia del STJD, que hace unos días, en una votación dividida, decidió absolverla y retirarle la advertenci­a impuesta por la comisión disciplina­ria.

El triunfo de Solberg fue celebrado por los antibolson­aristas. La imagen pública de la jugadora creció durante la polémica y ha sido protagonis­ta de múltiples entrevista­s, en las que aseguró haberse sentido amenazada. “Sentí el miedo en la piel”, dijo al portal UOL tras su absolución. Explicó que caminaba por la calle “con los ojos en la espalda” por temor a ser agredida porque “este Gobierno incita al odio”.

A pesar de todo, la voleibolis­ta no piensa amilanarse ante el Gobierno de Bolsonaro, que considera antidemocr­ático, y hace unos días publicó un vídeo en las redes sociales donde insistía: “Fui absuelta y espero poder continuar levantando esta bandera de la libertad de expresión que básicament­e es un derecho de todos”.

Un tribunal deportivo le impuso una advertenci­a por gritar: “¡Fuera Bolsonaro!”; la jugadora recurrió y fue absuelta

 ??  ??
 ?? MARTIN JUEN / GETTY ??
MARTIN JUEN / GETTY

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain