Casado exhibe la gestión autonómica del PP frente a la “radicalidad” de Sánchez
El líder popular usa a sus barones como gancho para votantes del PSOE descontentos
Pablo Casado tiene el hándicap de que no ha gobernado nunca, pero tiene gobiernos autonómicos en los que se refleja como ejemplo de lo que él haría si estuviera en el Ejecutivo. Ayer, aprovechando el segundo aniversario de la constitución del Gobierno de Juanma Moreno en Andalucía, que acabó con más de treinta años de poder socialista, el presidente del Partido Popular exhibió la forma de gestión del Ejecutivo andaluz, “tranquila, moderada”, dijo, como cierto contrapunto a “la radical de Sánchez”.
Si unas veces Casado pone a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, de ejemplo de lo que él haría, en el acto celebrado por el PP en Sevilla para conmemorar la efeméride, le tocó el turno a Moreno, un ejemplo, dijo Casado, de gobernar para todos los andaluces, que es lo que él promete para España, “un gobierno para todos, estén a la derecha o a la izquierda”. Por eso, subrayó Casado, lo hará desde el centro “porque estamos en el centro, no para coger votos en el centro, sino para que el voto esté en el centro”.
El líder del PP asegura ser optimista al respecto porque, como ocurrió en Andalucía, empieza a observar que en España hay “una mayoría silenciosa a la que no le gusta esa radicalidad de Sánchez, que no quiere esa polarización, y que quiere que le resuelvan los problemas reales”.
La Junta de Andalucía es, para Casado, “una referencia de lo que yo quiero hacer cuando llegue al Gobierno de España. Me gusta cómo se gobierna aquí y es un ejemplo de lo que quiero hacer a nivel nacional cuando el Gobierno de España deje de estar en manos del partido sanchista”, que no deja de ser “un proyecto personal radical”.
El balance de esos dos años de gobierno en Andalucía los convirtió Casado en cifras: un 53% de gasto social, un gasto en sanidad del 7% y en educación del 5%, datos que ninguna otra comunidad autónoma tiene, dijo el presidente popular, y una bajada de impuestos, “signo de identidad del PP”. Una disminución fiscal que el presidente andaluz justificó asegurando que con la eliminación del impuesto de sucesiones y donaciones, bonificado al 99%, un total de 126.000 contribuyentes andaluces que estaban censados en otros lugares han vuelto a tener su domicilio fiscal en Andalucía, lo que ha supuesto un incremento de la recaudación del IRPF de 650 millones de euros.
Casado se mostró orgulloso de la bajada de impuestos en el tramo autonómico del IRPF, la rebaja del impuesto de donaciones y sucesiones, del de transmisiones patrimoniales a las familias numerosas, lo que, añadió, “ha generado más competitividad para las empresas y más creación de empleo”, con lo que “se recaudan más impuestos aunque estos sean más bajos, porque hay más gente trabajando”. “El círculo virtuoso de la economía que siempre ha puesto en marcha el PP cuando gobierna”, dijo.
Desde esta situación dibujada por Casado, el objetivo del presidente del PP es ampliar su base electoral e incluir en esa “mayoría silenciosa” a los votantes socialistas que están en desacuerdo con la política de Pedro Sánchez y con sus pactos con ERC o con Bildu. A esos votantes les ofrece esa “gestión tranquila y moderada” y para animarles a unirse a su proyecto, les pregunta “si creen que Sánchez representa al socialismo, la libertad y la igualdad de oportunidades que le ha caracterizado siempre”.
Casado está convencido de que muchos socialistas no se sienten representados por el inquilino de la Moncloa, porque el PSOE se ha convertido “en el partido Sanchista”, un “proyecto personal” en el que pesa más el interés del presidente del Gobierno que el interés general.
El presidente popular aplaude los dos años de gobierno en la Junta con menos impuestos y un gasto social del 53%