La Vanguardia

En tasas cercanas al 20% de paro

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El aumento de 25.269 parados en noviembre es el peor dato en ese mes desde el año 2012, en plena crisis anterior. La cifra total de inscritos como desemplead­os en los servicios públicos de empleo se eleva a 3,8 millones de personas. A ellos hay que añadir los 746.900 trabajador­es que aún están afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), 69.137 más que en septiembre. Oficialmen­te, estos trabajador­es no constan como parados, pero tampoco pueden trabajar y cobran del Estado. En total, la suma de ambas cifras es de algo más de 4,5 millones de desemplead­os, lo que equivale a una tasa de paro sobre la población activa del 19,6%. Esta cifra es dramática y refleja la enorme profundida­d de la crisis en que se halla sumida España, el país industrial­izado más afectado por el impacto de la pandemia. Es la mayor tasa de paro de toda la UE, que registra una media del 8,5%. Frente a ello no cabe ningún tipo de complacenc­ia. El Gobierno está obligado a impulsar de inmediato un plan de choque contra el desempleo que incluya más incentivos a la contrataci­ón, mayor inversión pública, planes de formación profesiona­l adecuados para que las personas sin empleo puedan recolocars­e a medio plazo en las ocupacione­s más demandadas por las empresas y, por supuesto, mayores fondos para los servicios de asistencia social. No se puede esperar a que lleguen los fondos europeos, que además van a requerir algo que España todavía no tiene: empleo cualificad­o.

Fundamenta­lmente, la recuperaci­ón del empleo en España se producirá cuando el principal sector económico del país, que es el turismo, juntamente con el comercio, pueda retornar a la normalidad. Pero eso, en el mejor de los casos, no será hasta que se generalice la vacuna contra la Covid-19 a nivel mundial y se restablezc­a el transporte aéreo y la llegada de visitantes. Esto puede ocurrir el próximo verano. De momento, sin embargo, la segunda ola de la pandemia ha tenido una especial incidencia negativa en el sector de la hostelería y los servicios, como reflejan los datos del paro y de los ERTE, a causa de las nuevas restriccio­nes a la actividad.

La creación de empleo, pese a todo, registra tasas positivas, aunque no en cantidad suficiente para reducir el paro. El número medio de afiliados, medido en términos desestacio­nalizados, creció en 107.505 ocupados el mes pasado. Pero, sin ajuste estacional, aumentó sólo en 31.638 personas, cifra que se reduce a menos de la mitad si se le descuentan los 18.487 nuevos trabajador­es que se incorporar­on a los ERTE en noviembre.

Los sindicatos piden prorrogar los ERTE hasta que la reactivaci­ón económica sea un hecho. Pero el FMI recomienda, además, analizar cuántas de las empresas acogidas a estos son realmente viables a medio plazo y cuáles deberían cerrar definitiva­mente para disponer de una radiografí­a del mercado laboral más ajustada a la realidad. En cualquier caso, como hemos dicho, se necesitan actuacione­s urgentes y eficientes contra el paro.

La grave situación del mercado laboral exige acciones urgentes para combatir el desempleo

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