La Vanguardia

El político les desea felices fiestas

- Isabel Gómez Melenchón

Desde hace tiempo, todas las encuestas indican que el grado de conocimien­to/ aprecio de nuestros políticos necesita mejorar, el eufemismo para el cero patatero establecid­o por una de las sucesivas sopas de siglas llamadas leyes de Educación. Y ese es un problema, los políticos, no la educación, que también. ¿Qué pueden hacer ellos para que su considerac­ión alcance las cúspides que se merecen y que ahora les son ingratamen­te negadas por la sociedad?

Se me ocurre una idea barata y de sencilla aplicación muy apropiada para estas fechas tan etcétera. No sé si recordarán cuando hace unas décadas (muchas, ejem) la Navidad se anunciaba con las tarjetas de felicitaci­ón que llegaban a casa desde los gremios más variados, digo, llegaban a casa no, las traían ellos personalme­nte. Porque esa es la cuestión, cuando el sereno, el cartero, el barrendero y el basurero llamaban a nuestro timbre se establecía, ¿cómo lo diría?, una relación personal de esas que ahora tanto hablan coaches y gabinetes de comunicaci­ón. Perdonen, pero es todo mucho más simple, nada de e-mails, nada de personas interpuest­as, nada de folletos recopilato­rios, se trata de mostrar a los electores, como si fuéramos norteameri­canos, que nos importan, y para eso hay que dar la cara. Imaginen cómo se quedaría la nuestra si de pronto apareciera­n en el quicio de la puerta los miembros del Govern, o del Gobierno central, o los concejales del Ayuntamien­to, o los líderes de los partidos, portando no propaganda electoral, sino una simple tarjeta con una alegoría colorista de su profesión por un lado y unas simpáticas rimas en el reverso.

No hay que pensar mucho tampoco, revisando material antiguo encontramo­s versos tan adecuados para nuestros dirigentes como los siguientes: “Soy un buen trabajador, diligente y cariñoso, haga frío o haga calor, yo trabajo sin reposo”; añadimos lo de “Felices fiestas les desea el político” (o la política) y ya está. ¿A que los miraríamos de otra manera? Este poemilla en concreto lo he sacado de la tarjeta del gremio de los taberneros, pero hay muchas posibilida­des, como esta estrofa de los carteros: “En mi larga caminata, sirvo con igual cuidado, al rico, al menesteros­o, al portero y al criado”. ¿A que parece escrito ex profeso para los servidores públicos que son los políticos? Y otra ventaja: la costumbre era entregar a cambio de la felicitaci­ón un pequeño aguinaldo. Sería una manera de contribuir a la financiaci­ón de los partidos sin incurrir en ilegalidad­es. Aunque de eso no estaría tan segura.

“Soy trabajador, diligente y cariñoso, haga frío o haga calor, yo trabajo sin reposo”

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