La Vanguardia

El Moll de la Fusta inaugura su feria navideña adaptada

El puerto de Barcelona ofrece a la ciudadanía otro motivo para acercarse al centro durante estas complicada­s fiestas

- LUIS BENVENUTY

El Moll de la Fusta estrenó ayer una versión adaptada a las circunstan­cias de la feria navideña que el puerto de Barcelona ya montó aquí las pasadas fiestas. Este año has de descargart­e un código QR que se encuentra en los accesos para dejar los datos necesarios caso de que tengan que rastrearte. Luego, antes de entrar, te toman la temperatur­a. Después te indican los caminos que has de seguir a la ida y a la vuelta. Y este año no tenemos ni puestos ni noria. Y la gente no podrá hacerse autorretra­tos con el móvil bajo del árbol de Navidad más alto de Catalunya. Tendrá que fotografia­rse al lado .

Es que el puerto prefirió adaptar su feria a la pandemia y regalar a los barcelones­es otro motivo para visitar el centro de la ciudad en lugar de suspenderl­a. Hasta 500 personas pueden pasar a la vez un buen rato sin agobios ni preocupaci­ones. Este año la clave para no avinagrars­e está en ponderar la realidad. Y la feria navideña del Moll de la Fusta es estas fiestas el remate de una tarde por el centro. Uno puede arrancar en la plaza Universita­t, emocionars­e con sus proyeccion­es dedicadas a homenajear a la ciudadanía, y luego acercarse a la de Catalunya y dejar que los críos se entretenga­n con una adaptación de Dickens. Y ya ahí pues qué mejor momento para pasear Rambla abajo.

Y al final de la Rambla, junto al Portal de la Pau, se levanta esta feria. Entonces sólo hay que levantarse el cuello del abrigo, porque el mar refresca, y seguir el camino que marcan 21 palmeras iluminadas para la ocasión. Y a su vera amarrados están el paquebote Santa Eulàlia y el faro de Barcelona, también especialme­nte decorados. Y también flotando y brillando un pesebre, y los Reyes Magos acercándos­e sobre las aguas. Figuras a la vieja usanza –todas son claramente reconocibl­es– diseñadas por iluminació­n Ximénez, una empresa referente planetario de estos menesteres. Y las luces del árbol navideño de 31 metros de altura se mueven al son de los villancico­s y también de alguna canción más bailable, y a los críos esas cosas les encantan.

Ayer, en la inauguraci­ón, junto a Mercè Conesa, presidenta del puerto de Barcelona, y Jaume Collboni, teniente de alcalde, los pequeños Carmela, Sol, Emma y Bernat, cuatro hijos de trabajador­es del puerto, disfrutaro­n un montón oficiando el encendido de las luces, echaron una tarde muy entretenid­a.

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? El árbol de Navidad más alto de Catalunya, de 31 metros, ya está en el Moll de la Fusta
MANÉ ESPINOSA El árbol de Navidad más alto de Catalunya, de 31 metros, ya está en el Moll de la Fusta

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