La inversión extranjera se hunde un 50% en América Latina
La región es la zona que pierde más capital foráneo en el 2020
El dinero huye de América Latina. La región es la que sufrirá este año la mayor caída de flujos de inversión extranjera directa en todo el mundo, con un desplome que rondará el 50%, según las previsiones hechas públicas por la Cepal, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Este porcentaje supera la caída que vivirán estos flujos a nivel mundial, de cerca del 40%. La pandemia ha hecho retroceder las operaciones transfronterizas en todo el planeta. Entre enero y agosto los anuncios de proyectos de inversión cayeron un 37%. El mundo se ha hecho más pequeño y menos globalizado. Y China, que fue estos años uno de los países más agresivos a la hora de protagonizar fusiones y adquisiciones en el extranjero, está en repliegue. En el 2019, antes de la Covid-19, Pekín ya había pisado el freno y regresado, en volumen, al año 2015. Para el 2021 se apunta a otra disminución del 10% de las inversiones extranjeras global. El monto total volverá a los niveles del 2005 en términos de valor.
En cuanto a la crisis de América Latina, el área del planeta hoy por hoy más perjudicada por la pérdida de capital foráneo, viene de lejos. Desde que acabó el boom de las materias primas, en el año 2012, cuando se alcanzó el máximo histórico, la tendencia, salvo alguna excepción puntual, es a la baja, con lo que la zona es cada vez menos atractiva para el dinero procedente de fuera. Y así desde hace casi ocho años. América Latina va camino de sufrir otra década perdida.
La suma de inversión extranjera directa se situará este año en poco más de 80.000 millones de dólares, cuando en 2012 superó los 210.000. De los 26 países de este bloque, en 17 se registrará este año una caída de las entradas. Los países que más captan en volumen son Brasil, México y Chile. El mayor inversor de la última década fue Europa, con más de la mitad del total.
Los motivos de este desplome son variados. Las economías de estos países se han vuelto muy inestables, tras la caída del precio de las materias primas, la depreciación de las divisas y el aumento de la inflación en muchos de ellos. La Covid ha causado un estrago económico en esta parte del continente americano, azotado por huracanes y lluvias a causa de la emergencia climática. El retorno al nivel de actividad económica prepandemia tomará varios años. Si se mantuviera una tasa de crecimiento promedio del PIB regional de 3%, solo se alcanzaría en el 2023 el nivel de PIB que existía en el 2019.
Sin embargo, con la tasa promedio mostrada en la última década (1,8%), no se llegaría hasta el 2025 al nivel de PIB del 2019. Y con la tasa promedio anotada durante el último sexenio (0,4%) habría que esperar la próxima década.
Asimismo, se detectan cada vez más obstáculos a la entrada de capital extranjero, ya que varios países intentan proteger sus activos estratégicos. Pero además, tal como señalaba la secretaria ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcenas, “las políticas de atracción de estos flujos no se han articulado con las de desarrollo productivo”. Esto quiere decir que el dinero no siempre se ha dirigido hacia los sectores con más potencial de crecimiento.
En este sentido, la Cepal señala varias áreas (llamados “sectores dinamizadores”) capaces de crear empleos y desempeñar un papel estratégico en el futuro, como las renovables, la movilidad urbana, la revolución digital, la industria de la salud, los recursos biológicos y los ecosistemas naturales, la economía circular y el turismo sostenible. “En este contexto, serán favorecidos los países con más capacidad de nearshoring y reshoring, es decir, aquellos que puedan absorber inversiones de países vecinos o relocalizar empresas que se fueron al extranjero”. Bárcenas puso el ejemplo de México (con un sector de automoción muy desarrollado) o Chile (con reservas ingentes de minerales para la electrónica o las baterías).
Desde que terminó el auge de las materias primas, el continente vive ocho años seguidos de declive