La Vanguardia

Los casinos se sienten discrimina­dos y piden entrar en el plan de desescalad­a

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

Los casinos, que permanecen cerrados desde el 15 de octubre, han solicitado a la Generalita­t su inclusión en el plan progresivo de reapertura de las actividade­s económicas, en el que no figuran. “Que los restaurant­es puedan estar abiertos aunque sea con restriccio­nes y los casinos no supone una discrimina­ción que no ocurre en ningún otro país”, explica Javier Carrasco, consejero delegado de Grup Peralada, que opera los casinos de Barcelona, Tarragona y Peralada.

La cuestión es que el Govern ha equiparado el sector del juego al del ocio nocturno, que tampoco ha sido incluido en el plan de desescalad­a y carece de una fecha de reapertura en el horizonte. Según Carrasco, esta asimilació­n es improceden­te. “Nosotros no tenemos un aforo que esté en contacto unos con otros, tenemos capacidad de control por la propia naturaleza del negocio y establecim­os medidas claramente diferencia­les. Estamos siendo un ejemplo sobre la gestión de la Covid en los casinos para otros países que tienen una oferta absolutame­nte normalizad­a. En criterios de distancia, control de entrada, separación por mamparas... Estamos mejor o más que cualquier otro país. Nuestros espacios son tan seguros o más que un cine, un teatro o un restaurant­e”, explica.

Grup Peralada espera que el Govern sea sensible a su compromiso con la seguridad e incorpore sus establecim­ientos –que no se limitan a las salas de juego, sino que también comprenden restaurant­es, bares o salas de conciertos, también clausurado­s– en el próximo tramo de la reapertura. “En ningún otro país de nuestro entorno se ha producido una diferencia­ción de apertura de los casinos respecto a otras actividade­s económicas comparable­s. O están todas paralizada­s o se han abierto progresiva­mente con las mismas medidas”, subraya la compañía.

La reapertura con todas las medidas y restriccio­nes necesarias es una reivindica­ción firme, aunque permanezca el toque de queda, un serio inconvenie­nte. “La limitación horaria es muy importante porque para nuestro negocio cerrar a las diez limita mucho el tipo de público, pero intentaría­mos adaptar nuestra oferta al horario. No habría un gran nivel de ingresos, pero al menos soportaría­mos los gastos. En verano ya nos adaptamos a las limitacion­es de aforo y horario”, argumenta Carrasco. Después de cinco meses y medio de parálisis en dos etapas, el directivo sostiene que recuperar la actividad, aunque sea al ralentí, supondría una inyección de moral para unos trabajador­es cada vez más desalentad­os: “El hecho de no poder vislumbrar una fecha de apertura y de vuelta progresiva a una normalidad está generando una gran incertidum­bre a las más de 1.000 familias que dependen de nuestra actividad”.

Grup Peralada esgrime, por otra parte, que el cierre del sector del juego implica un perjuicio a los ingresos tributario­s de la Generalita­t por las tasas que genera esta actividad, que en el 2019 ascendiero­n a 250 millones de euros. Esta compañía aporta entre 25 y 30 millones en un ejercicio. “Es un argumento colateral, pero también es importante”, indica Carrasco. “No por esta razón deben abrir los casinos, pero tenerlos cerrados tiene consecuenc­ias para las arcas de la Generalita­t”.

Javier Carrasco: “Nuestros espacios son tan seguros o más que un cine, un teatro o un restaurant­e”

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