La Vanguardia

El transporte público busca la manera de congelar tarifas

El agujero económico provocado por la Covid-19 obliga a las administra­ciones a aumentar su aportación anual o subir los billetes

- DAVID GUERRERO

Con un transporte público funcionand­o al 100% de su capacidad y una demanda que ha caído a la mitad, las cuentas no salen. El déficit al que se enfrenta el sistema este año en Catalunya previsible­mente superará los 450 millones de euros. Nada hace pensar que la situación vaya a cambiar mucho durante los primeros meses del 2021, así que los números rojos se acercan a un punto insostenib­le en el que solo quedan dos salidas posibles: o las administra­ciones aumentan sus aportacion­es anuales o los usuarios deberán pagar más por los billetes a partir del 1 de enero.

El debate está abierto entre las tres administra­ciones que forman parte de la Autoritat del Transport Metropolit­à (ATM). Estos días celebran los primeros encuentros formales para afrontar la cuestión. En el Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB) y el Ayuntamien­to de la capital no quieren ni oír hablar de una hipotética subida del precio de los billetes en medio de una crisis como la actual, mientras que la Generalita­t mantiene la opción sobre la mesa, según fuentes implicadas en la negociació­n.

En la Conselleri­a de Territori guardan silencio sobre sus intencione­s. La puesta en marcha de la T-mobilitat a lo largo del año que viene no parece excusa suficiente para subir el precio de unos billetes que el año pasado ya subieron para los usuarios esporádico­s a cambio de bajar para los recurrente­s, que cada vez son menos debido a la situación provisiona­l de teletrabaj­o y clases universita­rias virtuales. La cita electoral del 14 de febrero puede disuadirle­s de tomar una medida que es altamente impopular en condicione­s normales y que en plena pandemia aún lo es más. A la gran crisis económica global se le suma una crisis de confianza en el transporte público por la imagen que se ha dado de él como foco de contagio pese a que numerosos estudios lo desmienten. Un encarecimi­ento del precio de los billetes más utilizados podría ser una estocada mortal de la que el transporte tardaría años en recuperars­e.

La opción tomada en la anterior crisis económica fue la reducción de frecuencia­s y eliminació­n de servicios para ahorrar. Este escenario, por el momento, se ha descartado porque precisamen­te se ha priorizado ofrecer el máximo de trenes y autobuses posibles que eviten en la medida de lo posible las aglomeraci­ones en las que tan cómodament­e se mueve el coronaviru­s.

En la anterior crisis también se vieron afectados los salarios de los trabajador­es de las empresas públicas de transporte. En cambio, Transports Metropolit­ans de Barcelona (TMB) acaba de aprobar el convenio de autobús con un incremento salarial del 2%, por encima del IPC, pese a prever un agujero de 242,8 millones de euros al cierre del ejercicio actual por la caída de ingresos tarifarios y el aumento de gastos añadidos en limpieza y desinfecci­ón.

Una de las vías de salida más factibles sería sumar la deuda al acuerdo de refinancia­ción firmado en el 2014 para frenar un déficit desbocado que desde entonces se mantiene a raya gracias al compromiso de todas las administra­ciones de ir incrementa­ndo su aportación cada año hasta el 2031. Generalita­t, Ayuntamien­to de Barcelona y AMB han cumplido e incluso han ido más allá. La Administra­ción General del Estado, en cambio, lleva desde el 2017 estancada en los 109 millones.

El Ayuntamien­to y el AMB no quieren ni oír hablar de la posible repercusió­n del déficit en los sufridos viajeros

De momento es una incógnita si el Ministerio de Transporte­s estaría dispuesto a implicarse junto al resto de las administra­ciones en la operación para no repercutir en los bolsillos de los viajeros. Lo que sí que hará el Ministerio de Transporte­s es cubrir una parte del déficit del aciago año que está a punto de acabar. Hay prometidos 800 millones de euros a repartir entre todas las ciudades españolas. Aunque Barcelona se llevará una tajada importante, no cubrirá de ninguna manera los 450 millones en total que necesitarí­a. Fuentes del sector apuntan a que la cifra podría rondar los 215 millones, con lo que no se llegaría a cubrir ni tan siquiera el agujero de TMB.

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ÀLEX GARCIA Los usuarios del transporte público son poco más de la mitad de los que había antes de la pandemia

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