Fascinante, pero durísima
Beginning
Dirección: Dea Kulumbegashvili Intérpretes: Ia Sukhitashvili, Rati Oneli, Kakha Kintsurashvili Producción: Georgia-francia, 2020. 130 min. Drama
La primera imagen es toda una declaración de principios, un aviso para navegantes de Beginning. Es un plano general fijo, de unos cinco o seis minutos, en el interior de una congregación de Testigos de Jehová, y finaliza de una manera inesperadamente dantesca. La película se centrará desde ese momento en la mujer del pastor que oficiaba la charla religiosa en esa localidad georgiana, en su malestar, en su desesperación, su esclavitud, su necesidad de romper con todo y empezar de nuevo. Es un personaje que sufrirá desplazamiento, incomprensión y, de la mano de un policía malnacido (que, supuestamente, investiga el incidente acaecido en la congregación), desprecio y vejación.
Hay algunos movimientos de cámara y algún travelling, pero en Beginning rige, férreamente, el plano fijo y largo, a veces contemplando tiempos muertos de la protagonista: meditativa en casa, sola, en silencio en la cocina, en el comedor, sentada en el sofá… Un cine de planteamiento formal riguroso y radical, en el territorio, para entendernos, de un Lisandro Alonso. Es una obra dura, durísima, una película que muerde, hiere. Pero atrapa y fascina como pocas. Ya sea en los momentos suaves, serenos, o en los de extrema crueldad. Entre los primeros, otro plano fijo memorable a media película, otros contundentes seis minutos capturando a la mujer tumbada en la hierba: cierra los ojos, oímos el murmullo de la naturaleza y el trinar de los pájaros hasta que poco a poco llegamos al silencio total. Entre los segundos, el de mayor violencia física, cuya acción no desvelaremos, rodado en un solo plano de siete minutos, de noche, junto a un río, del que nos llega su rumor. Es un plano impresionante: exhala a un tiempo repulsión y belleza. Y qué decir del increíble, literalmente fantástico último plano. Nada: véanlo.
Beginning, obviamente, invita a seguir los pasos futuros de la coguionista y realizadora Dea Kulumbegashvili; este es su primer largometraje, aunque por su hondura, su madurez y su alto contenido de rabia social bien enfocada no parece una ópera prima.