La Vanguardia

Argentina se hunde en la crisis

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La pandemia de la Covid-19 ha dejado a Argentina en una situación económica y social mucho peor de la que heredó el peronista Alberto Fernández cuando hace un año asumió el poder tras la derrota del conservado­r Mauricio Macri. La dureza del impacto de la crisis sanitaria, que se ha saldado con un retroceso de la economía de más del 20%, se suma a las dificultad­es de un país que ya estaba arruinado y al borde de la suspensión de pagos. Ello ha reducido mucho el margen de maniobra del nuevo presidente argentino en su primer año de gobierno.

Si bien Alberto Fernández supo reaccionar con rapidez a la pandemia que atacó su país a los pocos meses de iniciar su mandato, en la actualidad el balance es muy negativo. Los ocho meses de cuarentena para intentar contener la expansión del coronaviru­s, además de agravar la crisis económica y social, no han impedido que Argentina sea ya el noveno país en número de contagios, a punto de llegar a los 1,5 millones, y el undécimo en fallecimie­ntos, cerca ya de los 40.000.

Dicho balance refleja una mala gestión sanitaria, que se suma a una economía que se hunde sin tener un horizonte claro mientras aumentan las desigualda­des sociales y los niveles de pobreza, en la que se encuentra ya cerca de un 40% de la población. En esa situación en nada ayudan las tensiones que se registran en el Gobierno entre los ministros de las distintas tendencias peronistas y mucho menos los crecientes enfrentami­entos entre Alberto

Fernández y su vicepresid­enta, Cristina Fernández de Kirchner.

La esperanza inmediata de Argentina está, como siempre, en las ayudas que pueda recibir del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y de la renegociac­ión de la abultada deuda que ya tiene con este organismo, que supera los 37.000 millones de euros. Alberto Fernández, en este sentido, se ha apresurado a pedir apoyo al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.

Argentina necesita un plan económico de futuro que incluya reformas estructura­les en profundida­d, que permitan la modernizac­ión de su tejido productivo y generar confianza en los mercados financiero­s internacio­nales. El conservado­r Mauricio Macri fracasó rotundamen­te y Alberto Fernández no parece con la fuerza suficiente para encarar el reto. La situación de la economía mundial, fuertement­e afectada por la pandemia, no favorece tampoco el repunte de las exportacio­nes agrarias que siempre han salvado al país en las anteriores crisis. La ayuda del FMI es, pues, la única solución que tiene a corto y medio plazo.

Los técnicos del FMI, sin embargo, son reacios a dar más dinero a Argentina ya que comentan, en voz baja, que gran parte del dinero se pierde por la gran corrupción que hay entre las elites del país y no se emplea en lo que se debería. Este es otro grave problema que frena el despegue de un país que es rico en recursos naturales pero que, asimismo, cada vez se empobrece más por la huida de talento al extranjero ante la falta de perspectiv­as internas.

La Covid-19 empobrece el balance del primer año

de gestión de Alberto Fernández como presidente

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