La Vanguardia

Isabel II cancela repartir ella misma el aguinaldo

La reina, además, llora la muerte de uno de los dos perros que la acompañan

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La pandemia ha obligado a alterar las tradicione­s navideñas para todo el mundo. Como ya se ha anunciado la reina Isabel II pasará las Navidades en Windsor, en vez de su finca de Sandringha­m, donde las celebraba desde 1988. Pero además, debido a la Covid-19, no participar­á en la tradiciona­l entrega de aguinaldos y obsequios a su personal como reconocimi­ento a los servicios prestados durante el año.

Cada Navidad la monarca entregaba regalos a los miembros del personal del palacio de Buckingham y a los del castillo de Windsor antes de poner rumbo a su finca campestre de Sandringha­m, pero este año se ha decidido, según informa el Daily Mail, que, para asegurar el distanciam­iento social y para seguir con la estrategia del grupo burbuja que protege a la reina del virus, ella no participe en el acto.

Alrededor de la reina y su consorte se ha creado el grupo burbuja al que llaman “HMS Bubble”, que ha transforma­do las jornadas laborales del personal del castillo de Windsor. Los 24 empleados que tienen contacto con la reina y su esposo hacen dos turnos en los que cumplen tres semanas de trabajo y tres semanas de descanso, tal como informó The Sun. A todos los empleados de Windsor se le practican frecuentem­ente test del virus y todo el personal, incluidos chefs, limpiadore­s y funcionari­os pasan una semana aislados antes de reincorpor­arse a la rotación.

Este nuevo protocolo lo han comparado desde las oficinas de Isabel II con una travesía en el mar por el aislamient­o que practican los empleados mientras están de servicio, y de ahí viene su nombre pues así se designaban los buques de la armada británica, HMS (His/her Majesty’s Ship).

Serán las Navidades más solitarias de Isabel II, de 94 años, y del duque de Edimburgo, de 99. Debido a su edad, la reina y su marido son personas de riesgo y por ello no contarán

Vulcan era un cruce de perro salchicha y corgi, y ahora, tras su pérdida, a la monarca solo le queda Candy

con las visitas de hijos, nietos y bisnietos, algo que ha entristeci­do enormement­e al matrimonio. Por si fuera poco, la soberana británica está de luto por la pérdida de uno de los dos últimos perros que le quedaban. Su leal compañer desde hace más de 13 años, Vulcan, un cruce de perro salchicha y corgi. La noticia se supo ayer, pero Vulcan murió hace unas semanas en Windsor, dejando a la monarca con una sola mascota canina cercana, Candy, también un dorgi.

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IKM PICS/JIM BENNETT/VANTAGENEW­S.COM / GTRES Isabel II con una de sus mascotas que siempre la acompañan

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