El vía crucis de Marc Márquez
El piloto catalán es operado por tercera vez y podría no reaparecer hasta primavera
Es difícil, casi imposible, enjaular a Marc Márquez. Un animal competitivo que sólo vive en libertad cuando está sobre su moto. Campeón del mundo en ocho ocasiones en los últimos diez años, seis de ellas en Motogp, el de Cervera atraviesa estos días un infierno muy particular. Una horrible travesía que comenzó con una desgraciada lesión en el húmero, tras una caída en Jerez allá por el mes de julio, y que seis meses después continúa persiguiéndole. El pasado jueves se operó por tercera vez. Por el camino se ha perdido un Mundial. El objetivo ahora es no perderse el siguiente.
Fue precisamente su hambre de éxitos lo que le empujó a infravalorar la primera lesión. Acostumbrado a recortar plazos con facilidad, ante la necesidad de guardar reposo decidió plantarse en el circuito dos días después de ser operado. Márquez sufrió una fractura en el húmero derecho el 19 de julio y fue operado dos días después. Pese a sus frustrados intentos, el 25 de julio tenía que abandonar el GP de Andalucía por el fuerte dolor. El equipo del doctor Mir le había instalado una placa con 12 tornillos para fijar la fractura. Sin cicatrizar todavía, el riesgo era máximo. El domingo 2 de agosto, de buena mañana, Marc notó un crujido en el brazo derecho al intentar abrir un ventanal de su casa. Las malas noticias se confirmaron poco después. La placa de titanio se había roto y debía operarse de nuevo. La fractura obligaba a un replanteamiento total. Marc se despedía de la temporada.
Quince días después Márquez fue operado por segunda vez y se fijó un periodo de recuperación de entre dos y tres meses. Él hablaba entonces a los suyos de un mes y medio. Su idea era reaparecer en las últimas carreras. Pero la pesadilla no había terminado.
Tras la segunda operación comenzó una progresiva rehabilitación, primero con el brazo escayolado, después con una protección de carbono, pero las pruebas médicas periódicas no anunciaban que el hueso estuviese solidificado. Al piloto le faltaba fuerza en el brazo. No podía volver a competir así. Probó otras terapias como las ondas de choque, consultó otras opiniones médicas, como los especialistas de Red Bull en Austria y la Clínica Mayo de Rochester (Estados Unidos). Finalmente, optó por operarse.
Eso sucedió el pasado jueves en el hospital Ruber Internacional de
Madrid. El secretismo hasta entonces había sido enorme. El piloto catalán sufre una pseudoartrosis del húmero derecho. La operación llevada a cabo por un equipo formado por los doctores Samuel Antuña, Ignacio Roger de Oña, Juan de Miguel, Aitor Ibarzabal y Andrea García Villanueva consistió en retirar la placa de titanio anterior y colocar una nueva con un injerto óseo de cresta ilíaca –un fragmento del hueso de la cadera– para ayudar a cicatrizar el húmero. El procedimiento quirúrgico duró ocho horas.
¿Y ahora qué? Nadie sabe todavía cuanto tiempo necesitará de recuperación ni si podrá estar para el comienzo del Mundial en marzo, aunque se estima que podría regresar a principios de mayo. Esta vez se impone la calma. Lo único que parece seguro es que el campeón ha aprendido una dura lección, y no volverá hasta estar al 100% para demostrar que sigue siendo el mejor.
OPERACIÓN DE OCHO HORAS
Al de Honda, que sufre una pseudoartrosis, le han colocado un injerto en el húmero para que cicatrice