La Vanguardia

Un hijo pródigo... pero impío

El Barça firma una trabajada victoria ante el Zalgiris en el regreso de Jasikevici­us a Kaunas

- LUIS BUXERES

Si las gradas del imponente Zalgirio Arena hubieran estado repletas de hinchas lituanos las cosas hubieran sido muy diferentes para Jasikevici­us, que difícilmen­te hubiera sido capaz de aguantar las lágrimas en su regreso a casa. “Es mi trabajo, lamentable­mente”, declaraba al acabar sobre ganar a su Zalgiris. El hijo pródigo recibió un homenaje del club lituano antes del partido y viendo sus imágenes en el marcador ya se emocionó –cabe recordar que es el mismo Saras que pidió el cambio en el Palau jugando como visitante, emocionado por los gritos de la afición azulgrana–. Pero sin público pudo centrarse en hacer su trabajo una vez se dio el salto inicial y no le fue nada mal. No fue un partido muy brillante el del Barça pero la victoria es más importante de lo que parece después de dos feas derrotas consecutiv­as.

Tras el tropiezo ante el colista en la última jornada, el Barça afianzó en Kaunas su confianza y su condición de líder de la Euroliga, por delante de un CSKA que parece haber cogido carrerilla. El Zalgiris, por su parte, tras un gran inicio de torneo encajó su sexta derrota consecutiv­a, demasiado irregulare­s los de Schiller.

El conjunto azulgrana completó una de sus exhibicion­es defensivas ya casi habituales, prestacion­es suficiente­s para llevarse la victoria a pesar de no haber estado demasiado fino en ataque, de nuevo cometiendo más pérdidas de las necesarias. “Hicimos una muy buena defensa pero ofensivame­nte hemos estado absolutame­nte horrorosos. Eso sí, era muy importante ganar después de dos derrotas”, lamentaba el propio Jasikevici­us poco después del bocinazo final y tras abrazarse con todos y cada uno de los jugadores del Zalgiris.

Pero poco hay que reprocharl­e al Barça más allá de alguna pérdida de más. Los jugadores azulgrana lucharon desde el principio hasta el final, sin perder la concentrac­ión, y no se frustraron a pesar de que las cosas en ataque no marchaban por el buen camino.

Las diferencia­s hasta el descanso fueron mínimas. Kuric, que combinaba su muñeca letal con algún que otro tapón espectacul­ar, se convertía en el desahogo ofensivo del Barça. Enfrente, el joven Jokubaitis dejaba muestras de su calidad y confirmaba que es de aquellos jugadores que tiene todos los números para abandonar bien pronto el nido.

El primer gran estirón de los azulgrana ocurrió al inicio del tercer parcial y llegó hasta el 33-46 que puso Kuric con dos tiros libres (minuto 22), momento en el que Davies, otro que regresaba a Kaunas, ya había dejado huella en el parquet. Pero a pesar de su ofuscación en el tiro exterior, el Zalgiris, que acumuló un 0/11 en triples hasta que Hayes acabó con la maldición, no se fue nunca del partido y se aplicó en defensa igual de bien que su rival. Un triple de Walkup, uno de los muchos devotos de Jasikevici­us en Kaunas, recortó hasta el 54-57 (minuto 33). Pero ahí acabó la oposición lituana. Inédito hasta entonces, Abrines afinó su muñeca y en un abrir y cerrar de ojos el Barça situó la máxima (58-73, minuto 38), bajando el telón a la noche y devolviend­o al Barça a lo más alto de la tabla.

LAS CLAVES

Davies (16) y Kuric (15) sobresalie­ron en ataque en un duelo en el que el Barça defendió muy bien

 ?? TOMS KALNINS / EFE ?? Sarunas Jasikevici­us dirigió al Barça ante el Zalgiris en Kaunas, la ciudad que le vio nacer
TOMS KALNINS / EFE Sarunas Jasikevici­us dirigió al Barça ante el Zalgiris en Kaunas, la ciudad que le vio nacer

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