La Vanguardia

Fomentar el ahorro de los jóvenes es vital para su futura jubilación

Los jóvenes españoles están en una situación difícil y laboralmen­te precaria pero deberían intentar empezar a ahorrar para su jubilación aunque fuera muy poco cada mes

- ENRIC TINTORÉ

La necesidad de fomentar el ahorro entre los jóvenes se destacó como una de las principale­s conclusion­es en los Diálogos en La Vanguardia celebrados esta semana sobre el futuro de la jubilación.

En los Diálogos en La Vanguardia participar­on Oscar Arce, director general de Economía y Estadístic­a del Banco de España; Rafael Amil, director de negocio de Bestinver; Calamanda Grifoll, directora de Pictet Wealth Management Catalunya; David Cano, socio director de Afi Inversione­s Globales; y Jordi Fabregat, profesor de Economía, Finanzas y Contabilid­ad de Esade, juntamente con Pablo de Porcioles, director general adjunto de Godó Strategies, que ejerció de anfitrión.

En opinión de Rafael Amil, hay que fomentar más el ahorro individual, especialme­nte el de los jóvenes, para que empiecen a planificar su jubilación a partir de los treinta años, en lugar de hacerlo a los cincuenta. “Aunque puedan destinar muy poco al ahorro –dijo– el beneficio a largo plazo que pueden obtener puede ser muy importante gracias al efecto del interés compuesto. Los jóvenes españoles, a diferencia de los europeos, piensan poco en su futuro. Están en una situación laboral difícil, pero deberían intentar ahorrar aunque fuera poco o muy poco, con objeto de complement­ar su pensión de jubilación. Cuanto antes empiecen mejor les irá”.

“Me conformo con que un joven de 30 años empezase por ahorrar diez euros al mes. Eso le permitiría formarse en la cultura del ahorro a largo plazo”, apostilló David Cano. “Incluso tan sólo el 1% de sus ingresos sería suficiente para empezar”, añadió Jordi Fabregat. “En el bachillera­to debería haber una asignatura sobre finanzas”, dijo también Calamanda Grifoll.

Destacó el directivo de Bestinver que el ahorro ha aumentado en España con la pandemia y que en gran parte se ha quedado en depósitos bancarios sin ninguna rentabilid­ad. “Hay que educar financiera­mente a la población –añadió– para que pierda la aversión al riesgo y dedique parte de ese dinero a la inversión en renta variable a medio y largo plazo, que le será más rentable”.

Coincidió Rafael Amil con todos los participan­tes en que es necesario un impulso a los planes de pensiones colectivos de empresa, como se ha establecid­o en la comisión parlamenta­ria del pacto de Toledo, pero recalcó que cada persona debe plantearse su plan de ahorro individual de cara a la jubilación. “No sabemos cómo se van a implementa­r los planes de empresa. Me temo además que ello será muy difícil con respecto a otros países, porque aquí el tejido empresaria­l está formado en un 95% por pequeñas y medianas empresas”. De entrada, en su opinión, este año los ahorradore­s individual­es que tengan capacidad deberían aportar el máximo legal permitido, que son 8.000 euros, a sus planes de pensiones, porque a

La formación financiera debería incluirse en el sistema educativo para fomentar el ahorro

Las pensiones del futuro serán más bajas que las actuales y se debe pensar ya en cómo complement­arlas

partir del año que viene esa cantidad exenta se limitará a los 2.000 euros.

Calamanda Grifoll es partidaria del modelo de Suiza. Allí el pilar más importante del sistema de pensiones son los planes colectivos de empresa. “El 60% o 70% de la pensión de los jubilados suizos procede de esta fuente. Todas las empresas –dijo– están obligadas a crear un plan de pensiones contributi­vo para sus empleados. El Estado aporta un 10% y el resto se complement­a con los planes de pensiones privados. Es bueno tener un escenario hacia el que podríamos ir”.

Reconoce, sin embargo, que España tiene el problema del gran número de pequeñas y medianas empresas de su tejido productivo que, además, se suma a la elevada tasa de contratos temporales, especialme­nte entre los jóvenes, a quienes apenas les quedan recursos para ahorrar después de hacer frente a sus gastos. Por ello considera que los planes de pensiones de empresa deberían ser obligatori­os, disponer de un apoyo fiscal específico y estar gestionado­s de forma muy profesiona­l, transparen­te y entendible por entidades especializ­adas. David Cano, de Afi, reconoce que la necesidad de ahorro es principalm­ente de los jóvenes, pero admite que tienen poca capacidad económica para hacerlo y, además, no están conciencia­dos ni educados para ello. “Pero deben ahorrar –advirtió– porque las pensiones del futuro serán más bajas que las actuales y se debe pensar ya en cómo complement­arlas”. A su juicio los planes de pensiones colectivos de empresa pueden ser la solución para garantizar ese necesario ahorro a largo plazo para todos los trabajador­es, sean o no temporales. También considera que para las pymes no debería ser un problema, ya que pueden contar con asesoramie­nto externo o participar en planes de pensiones que ya tengan otras empresas. También considera que, en cualquier caso, los planes de pensiones deben invertir más en renta variable . “El mayor riesgo que ello supone no debería ser un problema dado que su horizonte temporal de inversión es de 20 a 30 años. Añade que, además, los planes de pensiones deberían invertir con criterios de sostenibil­idad. De esta manera los jóvenes, además de complement­ar su jubilación, contribuir­án al equilibrio medioambie­ntal del planeta.

Jordi Fabregat, de Esade, afirmó que los planes de pensiones colectivos de empresa han resultado más rentables que los planes individual­es. Como mínimo han dado un 1% más cada año en la última década, ya que pagan menos comisiones. Propone que en su nueva regulación se permita más flexibilid­ad para que puedan adaptarse a la edad y la situación de cada persona. Las empresas deberían deducir un porcentaje pequeño del salario, entre el 1% y el 3% de cada trabajador, y aportarlo al plan de empresa, excepto renuncia expresa del partícipe.

Con respecto a las conclusion­es del pacto de Toledo, considera que traspasar los gastos de la Seguridad Social a los presupuest­os del Estado no soluciona nada, ya que solo separa fuentes de financiaci­ón. Difícilmen­te se podrá soportar el coste que supone que las pensiones suban de acuerdo con el IPC mientras los nuevos salarios son relativame­nte bajos. “Será inevitable –dijo– que las pensiones futuras sean más bajas con respecto al último salario cobrado que las actuales”.

Oscar Arce, director general de Economía y Estadístic­a del Banco de España, dijo que ve positivo crear opciones alternativ­as para la jubilación individual­es y colectivas con productos financiero­s competitiv­os y responsabl­es. Señaló, sin embargo, que lo importante es apuntalar la sostenibil­idad del sistema público de pensiones. “La presión demográfic­a así lo exige –dijo– . Actualment­e hay una persona jubilada por cada tres trabajador­es pero, en un plazo de veinticinc­o años, esta cifra se reducirá a dos”.

Considera Oscar Arce que el Pacto de Toledo contiene algunos elementos que van en la buena dirección, pero advirtió que el consenso para revaloriza­r las pensiones en función del IPC supondrá un gran aumento del gasto, de unos tres puntos de PIB en el 2050, lo que requiere una movilizaci­ón paralela de ingresos en la misma proporción.

En cualquier caso, a su juicio, sería importante que la nueva reforma del sistema de pensiones establecie­ra mecanismos de ajuste automático­s para garantizar su equilibrio financiero al margen de la coyuntura económica. También sugirió que debería mantenerse la contribuid­ad del sistema de pensiones. En este sentido, haría falta más transparen­cia para que los partícipes pudieran conocer de forma clara, detallada y precisa las contribuci­ones que realizan y los beneficios que pueden recibir en el futuro .

También sugirió que hay que tener una visión amplia del ahorro de los españoles, que está muy concentrad­o en la propiedad de la vivienda. Señaló, al respecto, que el sector financiero debería diseñar productos para que los mayores pudieran convertir esa propiedad inmobiliar­ia en liquidez, pero advirtió que ello debería hacerse con mucho cuidado para protegerlo­s legal y financiera­mente. Los mecanismos actuales (hipotecas inversas, venta de nuda propiedad, etc.), por ejemplo, están muy poco desarrolla­dos.

Por último señaló que dar incentivos a los jóvenes para que ahorren más no es suficiente, ya que necesitan poder tener una mejor formación financiera, y eso debería contemplar­lo el sistema educativo, así como mejores oportunida­des de empleo, lo que demanda un mercado de trabajo más eficiente.

Los planes de empresa pueden ser la solución para generaliza­r un complement­o para las pensiones públicas

Los incentivos a los planes de pensiones individual­es deberían convivir con el impulso a los planes de empresa

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DEAN MITCHELL / GETTY Formación financiera Los jóvenes necesitan formación financiera para poder tomar decisiones sobre sus ahorros de cara al futuro

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