Fábrica y casa
Natura Bissé, la firma de cosmética de alta gama, ha inaugurado recientemente su nuevo cuartel general, que quintuplica la superficie del anterior. Está en una parcela elevada del Parc Alba, con vistas al Sincrotron. Y se ha resuelto con un edificio de cinco niveles, de color blanco, fachadas de aristas redondeadas y un programa en el que se integran, en una sola pieza, las labores de investigación, producción (en sofisticados reactores), administración y dirección, además de almacenes robotizados y otros servicios.
Esta obra de TDB Arquitectura, el estudio que dirige Juan Trias de Bes, viene a demostrar que la tipología industrial, a menudo previsible, adocenada y sin alma, no está reñida en absoluto con la buena arquitectura. Y, también, que la arquitectura puede reflejar con sutileza –sin mimetismos ni citas directas– los rasgos que definen la identidad de una marca. En este caso, apostando por valores como la fluidez, la transparencia o la calidad espacial, además de buscando y hallando el equilibrio entre la función práctica del edificio y su función representativa.
La sede de Natura Bissé se concreta en un volumen que subraya sus cinco niveles (de usos varios) mediante amplias terrazas o voladizos en sus extremos, sin renunciar a la unidad provista por su definición formal amable, acentuada por una celosía blanca continua. Esta característica volumetría exterior se replica libremente en el interior, en el vestíbulo de acceso, moldeando un espectacular espacio en la caja de escalera.
El resto de las dependencias tienen una ambición arquitectónica más modesta. Prima en ellas la búsqueda del confort laboral, con espacios muy acogedores y holgados para los empleados. Y prima también la transparencia: prácticamente todas las secciones –en menor medida, los almacenes– están vidriadas, lo que favorece su iluminación natural, reforzada con pozos de luz, y también el acceso visual a todo el proceso productivo y logístico.
Desde el exterior del edificio se hace difícil adivinar si estamos ante una fábrica, unas oficinas o un hotel. En su interior, en cambio, se percibe la naturaleza productiva de esta instalación y se adivina que la empresa aspira a la excelencia en su labor y, también, en su experiencia de trabajo cotidiana. Quizás por ello, y por la afortunada hibridación de cometidos, sus impulsores han rebautizado este edificio como una casa fábrica.