Las milicias centroafricanas se unen y amenazan las elecciones
La República Centroafricana (CAF) es uno de los países más pobres del mundo, un estado azotado por la violencia armada que el próximo día 27 intentará celebrar unas elecciones presidenciales y legislativas. No será nada fácil después de que ayer se conociera que las tres principales milicias del país se han unido con la intención de “marchar sobre Bangui”, la capital. En la CAF los grupos armados controlan tres cuartas partes del territorio. Es el gobierno el que está en clara desventaja, aunque cuente con el apoyo de la comunidad internacional.
El principal líder rebelde es François Bozizé, sobre quien pesa una orden de captura. La ONU lo acusa de crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos durante los diez años que estuvo al frente del país. Ganó la presidencia con un golpe de Estado en el 2003 y la perdió en el 2013 a manos de la Seleka, un movimiento revolucionario musulmán. Los asesinatos, torturas y ejecuciones extrajudiciales fueron habituales durante su mandato. Lo malo para la población civil es que la violencia continuó a manos de la Seleka, enfrentada a los grupos armados cristianos y animistas. Además de un conflicto religioso, hay una pugna por los recursos naturales, especialmente los diamantes.
El acuerdo de paz del 2016 dio paso a un periodo de conflicto larvado, insuficiente para restablecer la paz pero suficiente para aprobar una Constitución y convocar las elecciones de la semana próxima.
La ONU tiene una fuerza de interposición formada por 11.000 soldados que están en alerta máxima para conseguir que abran las urnas.
Bozizé y sus aliados se encuentran en Bosembele, 150 kilómetros al nordeste de Bangui.
A principios de mes, el Tribunal Constitucional rechazó su candidatura a la presidencia con el argumento de que es un fugitivo de la justicia internacional.
Sus intenciones no están del todo claras. Ha pedido a otras milicias que se unan a la nueva coalición. Necesita más apoyos militares para atacar Bangui.
El presidente Toudéra confía en la ONU para superar la difícil prueba electoral.
El líder rebelde Bozizé, buscado por crímenes de guerra, amenaza con atacar Bangui, la capital