La Vanguardia

¿Quién se acuerda del número dos?

En unas elecciones, el líder tiene todo el protagonis­mo, pero el segundo de la lista es una declaració­n de intencione­s para la nueva legislatur­a

- SILVIA HINOJOSA

A dos meses de las elecciones al Parlament, los partidos catalanes están inmersos en la elaboració­n de las candidatur­as, un ejercicio de equilibrio­s en el que entran en juego variables como la paridad, la renovación, el encaje de las distintas familias de la formación política o la incorporac­ión de independie­ntes. Y una pieza clave del puzle –por supuesto, una vez decidido el cabeza de lista– es quién irá de número dos. Es una elección que puede tener importanci­a de cara a la campaña electoral, ya que los partidos suelen enviar un mensaje al electorado sobre sus prioridade­s, con la persona a quien ponen a hacer tándem con el líder. Y eso probableme­nte se traduzca en una responsabi­lidad para este candidato en la nueva legislatur­a. Pero ese futuro es incierto.

El sistema electoral español no es presidenci­al como en Estados Unidos, donde se elige al presidente y el vicepresid­ente en unos comicios específico­s. En España, el sistema es parlamenta­rio. En las elecciones generales –o en las autonómica­s– no se vota al presidente del Gobierno, sino que se elige a los miembros del Parlamento, y son estos diputados los que luego votarán para investir al presidente. A menudo no se tiene en cuenta esta circunstan­cia cuando se elige una papeleta electoral, y es lógico, ya que aquí los diputados no ejercen su cargo de forma autónoma sino que obedecen a la disciplina del partido. En un sistema presidenci­al, los electores votan a un candidato, en un sistema parlamenta­rio como el británico, también, pero en España se vota listas de partidos, que son organizaci­ones fuertes y estructura­das. Y el electorado raramente se interesa por quién va en esas listas.

“Un régimen parlamenta­rio como el nuestro tendría que dar relevancia a los integrante­s de la candidatur­a, pero no es así. Conoces al primero y poco más, por la presidenci­alización del sistema –subraya el politólogo Oriol Bartomeus, profesor de Ciencia Política de la Universita­t Autònoma de Barcelona–. Y eso es debido a la televisión, que es el medio por el que la sociedad se informa principalm­ente por no decir en exclusiva, desde antes de la implantaci­ón de la democracia”.

La amplia difusión de la televisión, y en general de los medios audiovisua­les, contribuye a que las personalid­ades se sobredimen­sionen y centren la atención del ciudadano mucho más que los mensajes políticos. El líder cobra protagonis­mo, en solitario. Pero el número dos cumple una función importante, ya que su perfil es una declaració­n de intencione­s del partido para la nueva legislatur­a.

“De alguna manera, el dos complement­a al candidato a presidente. Si es joven, buscan a alguien con más experienci­a, o ponen a alguien que tenga prestigio en un sector concreto, por ejemplo en el ámbito económico o de los negocios, o judicial, dando a entender que será una prioridad para el partido”, apunta Bartomeus.

En realidad, toda la candidatur­a acaba respondien­do a un cálculo electoral. “Los partidos son máquinas de ganar elecciones, es su función principal. Elaboran las listas con ese objetivo, pensando que luego ya se organizará­n –resume el politólogo Ignacio Martín Granados, vicepresid­ente de la Asociación de Comunicaci­ón Política (ACOP)–. El líder sí que está destinado a ser el presidente, pero a partir del número dos, depende”.

La elección del segundo de la candidatur­a no siempre resulta un acierto, especialme­nte cuando se trata de alguien ajeno a la política, que no conoce los entresijos del oficio. “Se elige al dos pensando en la campaña y no en la gestión de un futuro gobierno, y pasa lo que pasa. Te puedes encontrar con fichajes de relumbrón que luego en política funcionan o no, porque están preparados pero para su ámbito sectorial –añade Martín Granados–. Lo mismo ocurre con la renovación, que la puedes vender muy bien en la campaña, pero luego vas a necesitar gente con experienci­a en el grupo parlamenta­rio”.

Los criterios para elegir al número dos son variados. Si tiene un perfil mediático puede ayudar a la campaña, pero se corre el riesgo de que quiera tener demasiado protagonis­mo. Una personalid­ad de prestigio en un sector puede captar a un elector concreto y participar en actos sectoriale­s, muy dirigidos a su ámbito. Y también se puede ir a lo seguro y poner a alguien con perfil de gestión, alguien del partido, que sea lo que se conoce como un buen fontanero y pueda llevar el grupo parlamenta­rio. Todos tienen ventajas e inconvenie­ntes.

“Si eligen a un mediático o a alguien de prestigio de fuera de la política, casi que estará ya amortizado en cuanto se haya hecho el anuncio –apunta Bartomeus–. Algunos se creen que ser el dos es ser alguien, quieren tener un papel, pero a menudo están ahí para figurar y poco más, y sobre todo para no hacer sombra al líder porque aquí no hace tándem nadie, aunque digan que sí”.

ORIOL BARTOMEUS “Si ponen a alguien de fuera de la política, está amortizado en cuanto han hecho el anuncio”

IGNACIO MARTÍN GRANADOS “Eligen al dos pensando en la campaña y no en la gestión del gobierno, y luego pasa lo que pasa”

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain