El trabajo sumergido de las mujeres, a flote en Porrera
Trabajaban en el campo, cuidaban de la familia y por si esto fuera poco, cosían, vendían pescado de estraperlo, montaban una peluquería clandestina o picaban colchones de lana. Todo para ganar unas pesetas en una economía rural basada en el autoconsumo. Desde la postguerra y hasta los años ochenta muchas mujeres sostuvieron e hicieron grandes las economías familiares en momentos difíciles. En Porrera (Priorat) una exposición muestra desde hoy y hasta enero la magnitud de todo este trabajo sumergido.
Un homenaje a mujeres esenciales que la historia ha invisibilizado.
“Llegaban del campo y cosían pantalones, guantes, vestidos... Algunas hacían colchones... Todo este trabajo era clave, ganaban nueve pesetas aquí, diez allá... Muchos lo hemos vivido en casa”, explica Joan Carles Garcia, el alcalde de Porrera. El Ayuntamiento ha apoyado la iniciativa del Grup de Dones del pueblo, que más allá de exponer piezas cosidas –algunas, verdaderas delicadezas– han puesto cara y sentido a la labor que desempeñaron la mayor parte de mujeres del pueblo.
“Los bajos de algunas casas se convirtieron en talleres, las jornadas eran ilimitadas, las remuneraciones bajas y los derechos, escasos”, explica Gemma Peyri, una de las impulsoras de este proyecto de empoderamiento, que ha tomado formado en los bajos de Cal Porrerà. En los talleres se cosían las piezas que encargaban empresas y siempre había una mujer al frente que asumía la responsabilidad y la coordinación del pedido, que podía ser de ropa o también alpargatas. Más allá del textil, el principal eje de esta imprescindible economía sumergida, también había quienes se ganaban el sustento haciendo de comadronas o como estraperlistas. El dinero de la entrada a la exposición se dedicará a la Maratón de TV3 y entre los visitantes se sorteará un cubrecama de patchwork cosido a mano por Filomena, una incansable vecina nonagenaria de Porrera.