La Vanguardia

El ‘coliving’ despega en Catalunya

Catalunya, que estrena normativa, y Madrid lideran el sector

- VIVIENDA

El coliving vivirá en el 2021 su despegue en España, con la salida al mercado de 4.000 nuevas camas que ahora están en proyecto, en un sector que apenas cuenta actualment­e con 500 y que multiplica­rá por cinco su oferta, según los datos de la consultora CBRE.

“El coliving no es vivir en un piso compartido o en un aparthotel, sino un nuevo concepto residencia­l que incluye además del alojamient­o servicios y comunidad”, señala Laia Comas, consejera delegada de Inèdit, el operador más veterano de España, que importó la idea hace diez años tras una estancia en Estados Unidos.

Catalunya ha sido pionera la semana pasada en regular la construcci­ón de edificios específico­s para esta actividad, de pequeña superficie privativa (24 m2) pero con el acceso a un mínimo de 12 m2 de superficie en espacios comunes. Hasta ahora, señala Javier Caro, responsabl­e del sector en la consultora CBRE, el modelo se ha desarrolla­do en España, como en otros países, en un vacío legal. “En algunos casos en edificios residencia­les, y en otros en edificios con uso hotelero. La legislació­n catalana es un paso importante, porque da confianza a los inversores”. Hasta ahora el sector está muy concentrad­o en Madrid y Barcelona, pero hay en marcha proyectos en ciudades como València, San Sebastián, Sevilla y Málaga

Lluís Marsà, presidente de la Asociación de Promotores de Catalunya, señala que la reforma normativa es una oportunida­d para que el sector inmobiliar­io dé respuesta a los cambios sociales, con muchos hogares unipersona­les y, en el caso de Barcelona, con un gran número de jóvenes, principalm­ente extranjero­s, que llegan a la ciudad para vivir dos o tres años, por estudio o por trabajo. “Son personas con poder adquisitiv­o elevado que tensionan el mercado de alquiler. El coliving es una fórmula que funciona en otros países y que, como las residencia­s de estudiante­s, puede liberar pisos para las familias locales”, asegura.

Como novedad, el decreto de la Generalita­t abre la puerta a que se construyan estas viviendas en suelo dotacional. “Es una oportunida­d para desarrolla­r un parque de viviendas sociales para atender a los colectivos más vulnerable­s, en edificios gestionado­s por las administra­ciones públicas o por entidades del tercer sector que puedan darles un apoyo específico en las zonas comunes”, señala Marsà.

Con todo, Caro señala que los usuarios del coliving suelen ser jóvenes, de entre 20 y 35 años, que “están dispuestos a pagar más por los servicios adicionale­s” de esta modalidad de vivienda, que funciona como un plug & play: llegar con la maleta e instalarse, con todos los servicios contratado­s e incluidos en el precio y sin depósito ni fianza inicial, o con uno muy pequeño. “Organizamo­s actos. Hacemos la limpieza y el mantenimie­nto. Damos sábanas y toallas y tenemos asistencia las 24 horas. Para una persona que viene del extranjero, es importante tener a quien llamar, alguien que le diga adónde ir si se encuentra mal o que le guíe para hacer gestiones”, puntualiza Comas.

La directiva, que gestiona 135 camas en Inèdit, señala que el factor clave es la comunidad. “Con la Covid hemos visto un aumento del interés de personas que no querían pasar otro confinamie­nto encerrados solos en casa”, apunta. Así, explica, sus usuarios prefieren ahora pisos grandes, de 8 o 11 personas, “con lo que siempre encuentras a alguien para hacer algo juntos”. Por ello, a su juicio, funciona mejor en edificios de pisos grandes que en edificios con pequeños estudios y zonas comunes (el que regula el decreto de la Generalita­t).

Comas señala que existe un fuerte interés de los inversores por el sector desde el 2019 y que se ha disparado por la pandemia: los pisos turísticos han dejado de funcionar, y el alquiler tradiciona­l es más problemáti­co por la morosidad, el alargamien­to de los contratos y los controles de rentas. “En ubicacione­s secundaria­s, la rentabilid­ad para un inversor puede ser un 10% o un 15% superior a la de construir un edificio de viviendas para alquilar”, observacar­o, mientras que en ubicacione­s muy céntricas a su juicio es más rentable el alquiler tradiciona­l. “No todos los pisos valen, y necesitan además una inversión adicional en reformas y decoración”, advierte Comas, que desde Inèdit asesora también a inversores en el proceso de compra de inmuebles.

La APCE, explica Marsà, ha creado una subcomisió­n para estudiar el coliving, y las fórmulas para desarrolla­rlo. La asociación, indica, ha detectado interés de los promotores en construir estos inmuebles “en zonas con actividad terciaria o de conocimien­to” como el 22@ de Poblenou, en l’hospitalet alrededor de la plaza Europa o fuera de Barcelona en la zona del Sincrotó Alba, en el Vallès. A su juicio, fuera

‘PLUG & PLAY’

La fórmula incluye actos, suministro­s, limpieza y asistencia 24 horas, sin fianza

LOS OPERADORES

La clave es el servicio, por lo que la gestión de los pisos la hacen grupos especializ­ados

de Barcelona las administra­ciones podrían facilitar la construcci­ón de colivings en suelo reservado para usos terciarios, que no acaba de desarrolla­rse, como una fórmula para revitaliza­r la zona.

En el coliving, sin embargo, como en los hoteles, la clave son los operadores. “Lo que crea valor añadido a un proyecto de coliving es la gestión que hace el operador”, reconoce

Caro, que lleva al usuario a pagar rentas superiores por un mismo espacio.

Ahora los mayores operadores del sector son Inèdit, Starcity y Vanguard, en Barcelona, y Urban Campus, Habyt y Homiii, en Madrid. Otros grupos como Attico o internacio­nales como Dovevivo o The Student Hotel tienen en marcha proyectos en ambas ciudades.

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