Contra el rechazo a las vacunas
La ciencia ha hecho una proeza extraordinaria. En menos de un año ha logrado descubrir varias vacunas contra el coronavirus de la Covid-19, causante de la mayor pandemia que ha sufrido la humanidad desde la gripe española de hace cien años. Este pasado fin de semana la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos ha autorizado ya la segunda vacuna, la de Moderna, después de haber hecho lo mismo con la de Pfizer hace unas semanas. Otras cincuenta están en fase de experimentación. Miles de millones de dólares y decenas de miles de científicos han participado –y participan todavía– en esta carrera internacional para intentar garantizar la salud mundial. Es un hito histórico. Nunca antes se ha hecho un esfuerzo similar.
Pese al extraordinario avance científico que se ha logrado, que puede ser la solución para una enfermedad que ha ocasionado 1,8 millones de muertes, que ha infectado a 76 millones de personas y que ha provocado la mayor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, hay una gran desconfianza entre los ciudadanos de numerosos países ante las vacunas descubiertas. En España, el 55% de la población preferiría esperar a vacunarse, y un 8% asegura que no se vacunará en ningún caso, según una reciente encuesta del CIS. En Francia, el porcentaje es del 59%, y en Alemania también es elevado. Este es un hecho que preocupa seriamente a las autoridades políticas y sanitarias porque la clave del éxito en la lucha contra la pandemia está, precisamente, en la vacunación masiva de la sociedad, por encima del 70% de la población, de forma que se pueda generar lo que se llama inmunidad de rebaño.
La intensa presión por lograr la vacuna y la prioridad de combatir la expansión del coronavirus han relegado la necesidad de informar adecuadamente y concienciar a la sociedad sobre la importancia de vacunarse tan pronto como se pueda. Es algo que erróneamente se daba por supuesto, y por ello los diferentes gobiernos y autoridades sanitarias no han programado apenas campañas en este sentido. Ello es en parte también lógico porque las vacunas todavía no han llegado. Lo harán a finales de esta semana en toda Europa.
La ausencia de una adecuada política informativa, que es algo que habría que remediar de inmediato, ha dejado vía libre durante los últimos meses a una amplia circulación –nunca vista por su intensidad– de todo tipo de bulos, especulaciones y medias verdades en las redes sociales con respecto a las vacunas contra la Covid-19, en un clima de profunda desinformación. Esto ha generado reservas entre la población y ha reforzado los movimientos antivacunas que ya había antes de la pandemia. No solo hace falta difundir más información veraz y contrastada entre las redes sociales y medios de comunicación sino también celebrar debates abiertos y en profundidad con quienes se oponen a las vacunas para contrarrestar sus argumentos.
Los ciudadanos necesitan poder desarrollar su propio criterio sobre la base del análisis y la reflexión sobre algo tan importante como es su salud individual y la colectiva. En Alemania, que tiene aún muy vivos los recuerdos sobre las prácticas eugenésicas del nazismo, la canciller Merkel ha pedido al Consejo de Ética de su país, un organismo independiente, que se pronuncie sobre las vacunas y con ello colabore a reducir la resistencia de la población.
En Francia, el presidente Macron ha pedido a los expertos y los científicos que analicen la cuestión y apoyen la campaña de vacunación. En España hará falta algo similar, ya que el grado de desconfianza ante las autoridades sanitarias que han gestionado la pandemia también es muy elevado.
Es fundamental, por tanto, disipar dudas, ahuyentar temores y transmitir con claridad la información sobre el proceso de validación de las vacunas para generar confianza en ellas. La máxima transparencia, en este sentido, es un factor indispensable para lograr una adhesión social masiva a las vacunas contra la Covid-19 y acabar con la terrible pandemia que tanto daño hace.
Combatir con éxito la pandemia de la Covid-19 exige la vacunación masiva de la población